Se te acabó el tiempo, Cristiano

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Cristiano Ronaldo, con la Champions 2017 de Cardiff
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Ha pasado el tiempo suficiente para que un amplio sector del madridismo haya decidido dar por cerrada la espera por unas explicaciones que ni han llegado ni tiene sentido seguir esperándolas. Cristiano y su gente, su gente y Ronaldo, han tenido el dudoso honor de querer colocarse por encima de lo que el Real Madrid significa para la gran mayoría de sus aficionados. En una de las más esperpénticas estrategias de lo absurdo y lo inesperado, los amigos portugueses de Cristiano Ronaldo le han dado un estruendoso portazo a la admiración y defensa a ultranza que los madridistas le han profesado a su compatriota. Ni han estado ni estarán a la altura del Real Madrid. ¡Qué vergonzosa decepción! ¡Qué ridícula banalización del compromiso con el escudo y la camiseta más grandes del fútbol mundial!

Llegados a este punto nadie espera ya ningún tipo de explicación. ¿Para qué? El silencio ha hablado triste y suficientemente. Se acabó el tiempo. Ningún madridista se ha bajado del barco de Cristiano Ronaldo. Ni uno solo. El único barco que importa y que dirige los verdaderos sentimientos lleva el nombre de Real Madrid y de ese barco, el que se ha bajado con nocturnidad y alevosia es el propio Cristiano. No hay jugador en el mundo capaz de provocar entre el aficionado madridista una corriente de seguimiento y devoción por encima del escudo y el club. No lo hay y no lo habrá. Eso, entre otras muchas cosas, distingue al Real Madrid del resto de equipos del planeta. Eso es lo que no han sabido medir Jorge Mendes, Cristiano y sus amiguetes de ingeniería financiera. Por un momento debieron soñar con una exhibición de apoyo popular e institucional tan ridícula y grotesca como la que el Barcelona y unos cuantos lacayos del sinsentido ejercieron cuando el peso de Hacienda y la ley cayó sobre Messi y sus delitos fiscales. Solamente han demostrado hasta qué punto te puede confundir la caprichosa ignorancia sobre lo que significa pertenecer al mejor club de la historia.

¿Y ahora? ¿Merece la pena que Cristiano y el Madrid se mantengan unidos en una relación arbitrariamente quebrada por intereses de los que el club no participa? Ninguno de los problemas que Cristiano y sus ingresos tienen con la Hacienda española son responsabilidad del Real Madrid. Nada de lo que Hacienda le reclama a Cristiano tiene que ver con extrañas maniobras contractuales del club. El Madrid ha sido utilizado de forma inexplicable para solucionar un problema que no le atañe. Cristiano firmó recientemente un nuevo contrato con el Real Madrid y pretende que ese compromiso se reduzca a un problema de impuestos. Si a partir de ahí lo que esperaban él y los suyos era una total convulsión del mercado futbolístico del que sacar partido y firmar un nuevo contrato aquí o en otro sitio han demostrado ser tan torpes como desagradecidos. Ya no hace falta ningún tipo de explicación. Todo está suficientemente claro y nos remite a una conclusión irrebatible: con o sin Cristiano, mañana el Madrid seguirá siendo el mejor equipo del mundo y el máximo favorito a ganar la Copa de Europa. Así de simple. Así de grande.

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Lo importante no es el tamaño del perro en la pelea. Lo importante, lo verdaderamente importante, es el tamaño de la pelea en el perro. Y yo tengo muchas ganas de seguir ladrando.