Cristiano Ronaldo
Cristiano Ronaldo, celebrando su golazo en el Camp Nou
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Dos golazos, de Cristiano Ronaldo y Marco Asensio, dos pepinazos impresionantes a la contra, le dieron al Real Madrid el triunfo ante el Barcelona (1-3) en la ida de la Supercopa en un partido marcado por la escandalosamente parcial actuación arbitral de De Burgos Bengoetxea, que señaló un inexistente penalti a favor del Barcelona que supuso el único gol de los azulgrana y expulsó a Cristiano Ronaldo en tres minutos por quitarse la camiseta al celebrar su gol y por caer desequilibrado tras un forcejeo con Umtiti. Contra eso, los dos pepinazos incuestionables blancos que decantan la Supercopa de España del lado blanco.

Todo sucedió en una segunda parte trepidante, donde el Real Madrid fue muy superior a su adversario. En la primera parte, El Clásico rindió un sentido homenaje a La Siesta, marca España: un cascajo insoportable para una noche de agosto. Pero en la segunda parte todo cambió, con el Madrid muy bien asentado sobre el campo, con un Kovacic tremendo tanto en la marca sobre Messi como en la salida de balón y con Isco desparramando magia sobre el césped aunque Benzema y Bale, ay Benzema y Bale, anduvieran dormitando más veces de las deseadas.

Todo se aceleró con el autogol de Piqué que abrió el marcador. Tenía que ser él, claro. El Madrid había comenzado mandando en ese segundo tiempo, y a los cinco minutos un centro de Marcelo lo embocó el central barcelonista en la portería de Ter Stegen. Llegaron entonces los mejores minutos del Madrid, con el Barça adelantando líneas tratando de recortar distancias. Jordi Alba sacó bajo palos un remate de Carvajal tras la mejor acción de Benzema en el partido y con un gol anulado a un recién entrado en el partido Cristiano Ronaldo que era muy muy ajustado. Pero de repente el árbitro, que ya había estado manifiestamente mal en el primer tiempo, aunque sin ser excesivamente parcial, decidió convertirse en el protagonista del encuentro.

Primero, señalando como penalti un piscinazo vergonzante de Luis Suárez ante Keylor Navas. Messi hizo el empate. Luego, cuando Cristiano había reventado la red azulgrana con un zapatazo de los suyos aprovechando una contra en la que bailó a Piqué, expulsándole en tres minutos, una amarilla por celebrar sin camiseta y otra, por caer ante Umtiti en una jugada en la que llegaba desequilibrado.

El partido se embarulló, porque el Madrid se sintió robado y el Barça vio que jugaba cuesta abajo y que en cualquier jugada el árbitro se encargaría incluso de rematar de chilena un centro cualquiera de Messi con tal de hacer el empate. Pero no. Porque allí estaba Asensio, quien sobre el pitazo final, en otra contra, de nuevo ante Piqué, clavó un zapatazo extraordinario para hacer el 1-3, una simbólica peineta a De Burgos Bengoetxea y aproximar la Supercopa de España un poco más a la capital de España.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.

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