Solari: «El Castilla es equilibrio entre formación y competición»

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Santiago Solari
Santiago Solari, entrenador del Castilla
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El periodista argentino Nicolás Urbinati, propietario de la web pregon.es, ha publicado hoy mismo una entrevista con Santiago Solari, entrenador del Castilla, primer filial del Real Madrid. Por su enorme interés, reproducimos íntegro el contenido de esa entrevista, que además quedará enlazada en las pestañas bajo esta misma entrada.

– ¿Cómo se siente en esta faceta de Entrenador?

– Estoy muy cómodo en esta nueva función. Éste es mi quinto año entrenando en la Fábrica del Real Madrid y ya estoy más que adaptado. He aprendido muchísimo en todo este tiempo, no sólo de entrenamiento sino que también a nivel docente porque, al fin y al cabo, esto es trabajo de Inferiores y de formación.

– ¿Qué balance hace de su primera etapa al frente del Castilla, el año pasado,  y cómo se prepara el inicio de la nueva temporada en la Segunda División B?

– Cada temporada tiene sus matices y prioridades. Uno aquí es un entrenador pero también parte de un engranaje mucho más grande. Tiene sus normas dirigir un equipo que precisamente tiene como objetivo prioritario formar a los jugadores y promoverlos, pero a la vez debe competir porque no deja de ser el Real Madrid. Entonces afrontamos la competencia con chicos muy jóvenes y utilizamos la misma para que ellos se terminen de formar y den el salto definitivo a la Primera División. Afronto esta segunda temporada con mucha ilusión y entusiasmo y, por supuesto, cada año uno va aprendiendo cosas que tienen que ver con lo deportivo, con lo formativo y con el funcionamiento del club en general y de un equipo de cantera en particular. A cambio intento dar lo mejor de mí para que los chicos realmente tengan una oportunidad, basándose en su talento y en lo que uno pueda aportar.

– ¿Cómo define el nivel de competición en Segunda B?

– El nivel de competición de la Segunda B es muy alto. Es un torneo muy competitivo en el que, si bien es cierto que no hay esa calidad individual que se ve en Primera División, hay una calidad colectiva muy interesante. Son todos equipos muy organizados y la juegan gente con oficio y que son profesionales.

– ¿Se siente más cómodo trabajar con juveniles o poder llegar a hacerlo con jugadores ya hechos?

– Cada experiencia tiene sus cosas bonitas. Si hay un equipo estrictamente de competición, todo está estructurado para eso. Las posiciones de los posibles fichajes y las contrataciones se hacen sólo pensando en sacar el máximo rendimiento al futbolista según las necesidades de la plantilla. Todo el foco y responsabilidades del entrenador se pone en la competición. Cuando el equipo es puramente formativo, la meta está centrada en otro sitio, como la mejora individual y colectiva, en darles oportunidades a todos y en afianzar determinados conceptos futbolísticos más allá de cómo termine luego el partido; con lo cual se pone la formación por encima de lo competitivo y del resultado. Lo del Castilla es muy bonito porque es el equilibrio de todas esas cosas. Participamos en una Liga donde te enfrentas con rivales que solamente compiten y nosotros hacemos las dos cosas, competimos porque somos el Real Madrid y no podemos dejar de formar porque tenemos que darle una oportunidad a todos esos chicos jóvenes que llegaron, respetando la identidad de juego propia que el club posee. Es un proceso maravilloso y un aprendizaje fantástico.

– ¿Lo del Castilla puede asemejarse con lo que se hace en Renato Cesarini o las Inferiores de River, por ejemplo?

– Renato Cesarini es un club y una academia plenamente formativa, tendrá su metodología y compite en otro nivel porque sólo participa en el plano regional, que siempre se dedicó a que los chicos crezcan como futbolistas y como personas, al igual que lo que puede llegar a suceder en River Plate. El funcionamiento en Inferiores es bastante similar hasta que se llega al punto éste en el que en Argentina tenemos la Reserva y aquí, el último equipo amateur es el Juvenil A, donde los chicos se miden con rivales de su misma edad. El caso del Real Madrid Castilla es como sí, por ejemplo, Newell´s Old Boys o Rosario Central tuvieran un equipo en la B Nacional o en la Primera B pero que no lo utilizan estrictamente para competir, sino para foguear y promover a sus chicos. Ésa es la diferencia y es fantástica porque la labor del técnico es muy interesante ya que es importante no confundirse. El entrenador, en esa posición, no está para defenderse él mismo sino para defender los intereses del club.

«Lo más importante para un entrenador es saber cuáles son  las normas del sitio donde está y sacar lo mejor de ellas»

– ¿Cómo sintetizaría su carrera deportiva, que  incluye su paso por Renato Cesarini, River, Atlético, Real Madrid, Inter, San Lorenzo, Atlante de México y Peñarol?

– Cesarini es un club que fundaron mis Padres, mi Tío, los Onega, los Artime, los Spirandelli y es una institución mítica de Rosario y de Argentina por lo que se realiza en Divisiones Inferiores. Así que allí he hecho de todo, de ir a la Colonia de Vacaciones hasta jugar en sus equipos, haber cortado el césped o pintado los postes de los arcos. Es el amor que uno tiene a lo que vivió en la Infancia. Y después en toda mi carrera profesional he tenido suerte en general. Debuté en River Plate con un equipo excepcional que todo el mundo recuerda, con lo cual tuve la fortuna de estar en ese período histórico del club. Luego vine al Atlético de Madrid, en el que me tocó pasar por una etapa muy complicada a nivel institucional. Después emigré al Real Madrid donde estuve cinco años viviendo un ciclo fantástico en todos los sentidos, ganando todos los títulos habidos y compartiendo vestuario con los mejores. Posteriormente fui al Inter de Milán, que hacía dieciocho años que no ganaba un título y conseguimos siete campeonatos, entre ellos tres scudettos consecutivos. Luego regresé a Argentina para jugar en San Lorenzo de Almagro, un gran equipo que disputó el Triangular Final. Recuerdo con mucha tristeza el cierre de esa temporada porque nos perjudicaron mucho a nivel arbitral y por decisiones en el formato del torneo. Ese Triangular Final terminó empatado en puntos y todavía no entiendo por qué no fue campeón San Lorenzo, si había sido el de mayor diferencia de gol, pero recuerdo con cariño a ese plantel y al fútbol que hacíamos. De allí emigré al Atlante de México, donde disfruté durante casi dos años de un fútbol muy bonito en el que llegamos a disputar las Semifinales del Mundial de Clubes con el Barcelona. Y en Peñarol le puse punto final a mi carrera, tras seis meses que me costaron mucho porque ya no estaba bien físicamente y decidí retirarme.

– A lo largo de su trayectoria ha tenido muchos grandes técnicos. En su actual  faceta de Entrenador, ¿toma a alguien como referencia o  trata de sacar ciertos conceptos de cada uno de ellos?

– De todos los entrenadores que tuve a lo largo de mi carrera saco algo, incluso algunos me dejaron pensamientos positivos en cuanto a cosas que no haría. La mayoría de los técnicos que tuve han sido muy buenos y, sobretodo, lo que uno hace con la perspectiva es distinguir o aprender a juzgarlos porque algunos precisamente hacían lo que debían que hacer de acuerdo al lugar dónde estaban. Entonces no necesariamente los mejores son los que más saben de táctica, de metodología o los que más entrenan, sino que los mejores son los que tienen la capacidad de manejar ese abanico de circunstancias  para darle un plus mayor al equipo. En ese sentido a Vicente Del Bosque lo recuerdo con mucho cariño y después he  sido dirigido por otros buenos entrenadores como Claudio Ranieri, Arrigo Sacchi o Carlos Queiroz, quien hizo una interesante labor en un período complicado del Madrid. Durante muchos años  tuve a Marcelo Bielsa en la Selección Nacional con un método y un acercamiento al fútbol totalmente distinto y radical al del resto de los técnicos y es interesante también conocerlo, aunque uno no comparta todos sus argumentos, y lo respeto mucho. Lo más importante para un entrenador es saber cuáles son las normas del sitio donde se está y tratar de sacar lo mejor de ellas.  

– ¿Considera que le quedó alguna cuenta pendiente?

– Me hubiese gustado conseguir la Copa del Rey. Me ha tocado ganar todos los títulos en los clubes donde estuve, sea en Argentina, en España, en Italia, a nivel internacional, pero la final de Copa del Rey la disputé en cuatro oportunidades y no la pude obtener nunca.

– ¿Cuáles son los objetivos y perspectivas de cara al futuro cercano?

– Tengo un objetivo muy cercano que es el Castilla de este año, que estamos en ese día a día, nos lleva mucho tiempo y uno tiene que meter toda la ilusión en lo actual porque el fútbol es hoy, no es ayer ni es mañana. Dicho esto, sé que mi etapa en la parte formativa ya está llegando al último escalón y que de aquí hay un salto al mar abierto del mundo competitivo, de la misma manera que les ocurre a los jugadores. Ya estoy más cerca de eso que hace algunos años atrás.