BVB-RM: La armería de Zidane

Zidane apuesta por el once de gala, salvo el lesionado Marcelo, para afrontar el reto de ganar en Dortmund por primera vez. Una victoria dejaría al Dortmund casi KO, pero un tropiezo sería muy peligroso

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Anda el Real Madrid, y no tiene reparos en señalarlo el propio Zidane, buscando aún su identidad este curso. El vigente bicampeón de Europa es algo así como la maquinaria de guerra más vanguardista y eficiente del mundo, pero al sacarlo de la caja resulta que tiene el cañón desencajado y el visor del punto de mira sin calibrar: todo es impecable pero la cosa no está fina en las dos áreas. Y así, ajuste va ajuste viene, llega hoy el partido en Dortmund ante el Borussia (20:45, Antena3), el equipo que debería ser su gran rival por el liderato en el grupo de la Champions pero que tras su debacle en Wembley ante el Tottenham parece opositar sólo al segundo puesto.

Eso es, precisamente, lo que hace que el encuentro sea peliagudo. El Madrid nunca ganó cuando enfrente estaba el muro amarillo del BvB Stadion, ni siquiera en estos años de épica y derribar mitos alemanes, y eso es lo que necesita precisamente hacer hoy, ante un equipo que en Alemania parece terrorífico pero que ante los Spurs se deshizo. Porque si por lo que fuera, porque esto es un juego y pueden darse todos los resultados posibles, el Madrid cae ante los chicos de Peter Bosz, y teniendo en cuenta el nivel del APOEL, el grupo será a cara de perro entre tres equipos. Lo mejor es ir soltando lastre cuanto antes, y ganar en Dortmund dejaría al Borussia prácticamente KO.

La evidencia de la importancia del partido es que de no ocurrir nada raro, Zidane alineará al Equipo A, al que todos recitan de memoria (lesiones aparte). La ausencia de Marcelo y su sustituto Theo obligará a que de nuevo Nacho ocupe el carril izquierdo, pero el resto de componentes del once son los que cualquiera lleva recitando de memoria en los partidos importantes desde que Zizou se hizo cargo del equipo. Ellos serán los encargados de calibrar el visor y de encajar el cañón, en un escenario peliagudo y con la Copa de Europa, ni más ni menos, en juego.