El Clásico por antonomasia del baloncesto (primo-hermano del de fútbol) vuelve el domingo (18:30, #0) con un Real Madrid invicto en ACB (7-0) que recibe a un Barcelona (5-2) un tanto irregular. En este primer envite de al menos cuatro partidos en la temporada (dos en ACB y dos en Euroliga) lo más destacado por el equipo blanco es el debut de Tavares y la vuelta de Thompkins (éste ya jugó en Tel Aviv en Euroliga el jueves pasado). A las bajas de Llull y Kuzmic se une la desgraciada lesión de Ayón, que como es sabido pasará por el quirófano próximamente. A pesar de las ausencias, el Madrid está luchando y aún con un juego con altibajos sí está dando la cara. Las dos derrotas en Europa bien pudieron haber sido victorias pero la falta de fortuna y malas decisiones puntuales condenaron a los blancos. El Barcelona, que cuenta con toda la plantilla, no está consiguiendo una línea regular de juego (lleva 4 derrotas en Euroliga). Son capaces de ganar de 21 puntos a todo un Olympiacos y perder con el último de la Euroliga, el Efes turco. O perder en casa con el UCAM Murcia. Un vistazo a la plantilla denota que posee grandes jugadores, pero Sito Alonso no logra transmitir la confianza necesaria para conjuntarlos como equipo. Esperemos que el domingo no sea el renacer de los azulgranas.
Juan Carlos Navarro se convertirá en el jugador que más clásicos ha disputado. Y si Navarro es de la partida, como todo parece indicar, hay que tener cuidado. Es cierto, que las lesiones han mermado mucho la explosividad y frescura del catalán y el bajón es evidente pero no hay que infravalorarle. Además cuentan con Hanga, Ribas o Heurtel en las alas y un siempre motivadísimo ex-madridista Tomic, además de Oriola. No hay que dar la victoria por sentada cuando se trata el Barcelona. Además son los dos únicos equipos que sobrepasan los 90 puntos por partido así que se espera un baloncesto atractivo en el Wizink Center. Volviendo a los blancos, veremos cómo encaja Tavares en el esquema de Laso y esperamos confirmar la octava victoria en ACB en el derbi contra el «odiado enemigo».