Sexto partido sin perder y tras visitar una de las plazas más complicadas de la categoría: el Fernando Torres, estadio en el que juega el líder indiscutible de la categoría. No dio el mínimo vértigo al Castilla esta situación, que fue mejor que el Fuenlabrada, pero el partido terminó como empezó: 0 a 0.
Para visitar el campo del líder, la verdad es que durante el primer acto, el Castilla mostró una templanza y una calidad con y sin balón digna de elogio. Si bien no hubo ocasiones demasiado claras (tanto Franchu como Cristo tuvieron las mejores para el Castilla), lo cierto es que ninguno de los dos equipos tuvo ninguna ocasión en la que mereciera claramente el gol, pero el que más cerca estuvo fue Franchu.
Esta afirmación no pretende desmerecer a ninguno de los dos equipos, justo al contrario, pretende merecer el partido del Castilla: especialmente sin balón. Tal era la buena situación de los Cachorros sobre el terreno de juego que el Fuenlabrada sufría para conectar más de cinco pases seguidos, aunque también protagonizó algún susto a los blancos, pero sin llegar a ver a Javi Belman.
El segundo tiempo empezó con un susto a los blancos que protagonizó Hugo Fraile con un chut desde la esquina del área, desviado. Toda una declaración de intenciones, que casualidad o no, hizo bajar al Castilla un poco sus prestaciones. Pocos minutos después hubo otro susto a balón parado pero una acción de fe de Cristo González, que completó un gran partido, espoleó a los blancos en el camino de la resurrección: seguir como hasta ahora. Pero no logró contagiar a los suyos de su ímpetu.
Solari movió piezas en el banquillo y el primer cambio fue meter a Dani Gómez. Introducir a un hombre fresco volvió a incomodar a los centrales, haciendo más difícil buscar salida al esférico. Pero a quién le complicó las cosas fue al meta Pol que realizó un auténtico paradón ante el Tiburón tras una genial asistencia de Óscar (que había robado un balón peligroso en la medular).
Y cuando quedaban cinco minutos, vimos la mejor versión del Fuenlabrada en un peligroso arreón final. A pesar de ello, fue demasiado tarde y el empate a 0 se quedó fijado en el marcador gracias a un hombre: Javi Belman, que no podía irse sin hacer un paradón determinante, aunque llegara en el minuto 89.
