RM 3 – 2 MAL: Verbena-béu

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Se ha convertido el Santiago Bernabéu en una suerte de verbena de feria, donde lo mismo sales con una chochona bajo el brazo obsequio de la tómbola o con las rodillas moradas de los trompazos en los coches de choque. El Real Madrid salió ayer con la muñeca, qué alegría qué alboroto tres puntitos p’al piloto, después de un partido funesto ante el Málaga ganado de milagro y porque el Madrid es infinitamente superior al noventa y cinco por ciento de adversarios a los que se enfrente: sobre el resto es simplemente algo mejor.

La sensación de que el Madrid bracea sin sentido en Liga, más para dar la sensación de que no se hunde, un mero afán de supervivencia pues, está cada ve más instalado en un Bernabéu que empieza a estar cansado de la verbena si no invitan a una caña y un plato de jamón, por lo menos. El Málaga, que no había marcado un gol fuera de casa hasta ahora, hizo dos, casi tres, y no se llevó el partido porque fue descarado y quiso tres puntos y no uno, que es lo que cualquiera hubiera tratado de guardar. No Míchel, con sus cambios ofensivos: fue a por el partido y se quedó sin él.

El partido, sin embargo, no empezó mal para el Madrid, con Benzema y Lucas Vázquez muy participativos y el Málaga concediendo muchísimas ocasiones. Karim anotó antes del minuto 10 el 1-0 en lo que parecía que iba a certificar una sobremesa plácida del Real Madrid, pero pasó justo lo contrario. Recio y Adán comenzaron a mandar en la zona ancha, ante la desidia vergonzante de Kroos e Isco. Casemiro no podía tapar todos los huecos que dejaban sus compañeros y, aunque fue capaz de marcar el segundo gol del Real Madrid después de que Rolan hubiera logrado el empate en un error pueril del alemán en la salida del balón, él solo no podía contra todos.

Así que los de la Costa del Sol marcaban el ritmo, ante un Bernabéu que se miraba sonrojado. Cristiano lo intentó de mil formas, pero se topó con un Roberto extraordinario, aunque alguna de sus paradas fuera adornada con innecesarias palomitas para la foto. Así que Míchel se lo empezó a creer. Más aún después del gol anulado justo sobre el silbatazo del descuento por una falta sobre Carvajal de la que pocos se percataron en directo.

Los albiazules fueron a por el partido con todo en el segundo tiempo, y el Madrid se dejó mecer, atontado por el vino de la Verbena-béu. Chory empató con un chutazo desde fuera del área que se tragó un Casilla desacertadísimo, y entonces tocó llamar a rebato. Lo hizo el Madrid al grito de carguen y con el público en ebullición, como siempre. Y lo hizo Míchel, metiendo toda la madera que tenía en la caldera de su tren de vapor. Un penalti sobre Lucas lo aprovechó Cristiano, en el rechace, para romper su maleficio con el gol liguero en la Castellana, no marcaba ahí en Liga desde mayo, y el Málaga, aunque llegó con insistencia, se quedó sin premio ante un Real Madrid que deja cada partido liguero que pasa peores sensaciones. Aunque gane.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.