Barinaga: el autor del primer gol en Chamartín jugó de portero en Balaídos

El primer goleador en el Nuevo Estadio de Chamartín tuvo que ejercer de improvisado portero por lesión de Bañón ante el Celta. Ese día encajó dos goles, el Madrid perdió y se le esfumó la Liga

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Sabino Barinaga recordando su presencia en la final de Copa de 1946
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Aunque a muchos de nuestros lectores les pueda parecer raro, el uso de las sustituciones en los jugadores durante los partidos es una innovación un tanto ‘moderna’. Antiguamente, hablando siempre de partidos oficiales, si un jugador se lesionaba durante el partido no podía ser remplazado por otro compañero, por lo cual el equipo afectado se veía lastrado. Daba igual si era el minuto uno o el 89 de partido, la sustitución no se permitía. Si el lesionado podía permanecer en el terreno de juego, generalmente el entrenador cambiaba la disposición táctica para ubicar al lesionado en la delantera y que este intentara atrapar algún balón perdido para lograr lo que comúnmente se denominaba ‘El gol del cojo’. Cuando el lesionado era el portero, su puesto lo tenia que ocupar un jugador de campo, por lo cual ya ni se podía usar la formula del atrapa goles. En España, con el paso de los años, se permitió cambiar al portero por lesión, aunque algunos entrenadores lo usaban fraudulentamente cuando el meta titular no tenia su día. De manera oficial no sería hasta el Mundial de México-70 cuando la FIFA permitió los cambios para jugadores de campo, ya fuera por decisión técnica o por lesión. ¿Y tiene algo que ver esta introducción con el partido de que jugamos hoy en Balaidos?, Pues sí, así que veamoslo.

El Real Madrid afrontaba la temporada 48-49 en un intento de renovación tras el fiasco de la anterior: tres entrenadores y un undécimo puesto en una Liga de catorce equipos, en la cual se salvó del descenso en la ultima jornada. Al frente continuaba el técnico ingles Michael Keeping, mientras que dejaban el club Corona, Huete, Alsua, Rafa, Pruden y Moleiro, aunque estos dos últimos volverían años despues a la “Casa Blanca”: el primero como parte de los servicios médicos del club y el segundo como eterno ayudante de Miguel Muñoz en el banquillo. Precisamente una de las altas para esta nueva temporada era la de Muñoz, quien junto a Pahiño llegaban al club blanco para hacer historia ambos.

Pese a un comienzo de Liga horrible donde en las cuatro primeras jornadas solo consiguió ganar un partido, el equipo enderezó el rumbo y encadenó diez partidos sin perder auspiciado en gran parte por los goles de Pahiño y Olmedo, lo que le llevó al liderato de la clasificación, algo que no lograba desde hacia mas de dos años. Sin embargo el mes de febrero resulta nefasto para el Madrid: pierde tres de los cuatro partidos disputados y el Barcelona no perdona y supera a los blancos. Los de Keeping afrontan un desplazamiento a Vigo ante un Celta que esta luchando contra el descenso tras jugar en Valencia, y que entre semana será el rival de la Selección Española en un partido de entrenamiento en el viejo Metropolitano antes de continuar viaje hacia Vigo. El Madrid, por su parte, tiene problemas para confeccionar un once ya que la defensa titular no está disponible, mientras que el portero titular, Bañón, sale de un proceso catarral que le había tenido en cama.

Portero de circunstancias en Vigo

El Madrid consigue presentar en Vigo un equipo de circunstancias: Bañón, Mariscal, Navarro, Watson, Olmedo, Ipiña, Miguel Muñoz, Vidal, Pahiño, Macala y Barinaga. Como las desgracias nunca vienen solas, apenas tres minutos después del comienzo el Madrid encaja un gol: un balón que se le escapa a Bañón tras recibir un empujón. El público aprieta pero los locales se ven superados por un Real que empata por medio de Muñoz a mitad de la primera parte. Sin embargo, todo el esfuerzo blanco se ve superado por la mala suerte: Bañón se lesiona a falta de dos minutos para finalizar la primera parte tras lanzarse a los pies de un jugador vigues. Para no demorar mucho la reanudación se decide que Macala ocupe el puesto de Bañón durante este par de minutos.

Sabino Barinaga el día de su debut efimero en la portería de Chamartin

En el descanso se comprueba que el portero sufre una luxación en la mano, por lo cual no puede colocarse en la puerta. Lo ideal sería que el meta suplente ocupe su lugar, pero Adauto, pese a que ha viajado con la expedición, también esta enfermo. Así que se decide quitar a un delantero para colocarlo en la portería. El elegido es Sabino Barinaga, un comodín que lo mismo jugaba de delantero que lo hacia en la defensa. Además, el puesto de meta no le era extraño, puesto que ya había sido portero madridista en un derby jugado en diciembre del 45 en Chamartín. Aquel día Bañón recibió un rodillazo del delantero rojiblanco Juncosa que le dejo inconsciente, lo que motivo que Barinaga defendiera la meta blanca durante los siete minutos que restaban hasta el descanso del partido. Tras el descanso, Bañón sí volvió a su puesto aquel día.

Barinaga: 45 minutos delantero y 45 minutos portero en Vigo

En Vigo, Bañón regresó al campo pero como extremo, mientras que Barinaga se enfundo el jersey de portero. Pese a tener en la meta a un guardameta poco ducho en la materia, el Celta no salió al ataque y el Madrid logró contener y controlar el partido, en gran parte por el esfuerzo de los blancos que se multiplicaban por todo el campo. Barinaga hace alguna que otra parada y el Madrid está a punto de marcar en una jugada entre Macala y Bañón, pero poco a poco la lógica se impone y en el minuto 67 el Celta se adelanta con un tiro fuerte y colocado de Vázquez: Barinaga sólo logra rozar con los dedos. El partido sigue por los mismo derroteros y a falta de cuatro minutos, un rechace del eventual portero es aprovechado por Zubeldia para marcar el 3-1 definitivo. En vestuarios Barinaga sonreía, y es que su actuación no fue mala, a la vez que pedía un puesto como portero en la Selección española A o B que en esos días jugaba encuentros de preparación. El Madrid acabó perdiendo esa Liga ante el Barcelona.

Quién fue Sabino Barinaga

Aprovechando esta casi desconocida curiosidad de Barinaga vamos a recordar brevemente su carrera tanto dentro como fuera del Real Madrid.

Sabino Barinaga, sentado en el centro, durante su etapa en el Southampton

Sabino Barinaga Alberdi nació en Durango en el verano de 1922. Con la llegada a Bilbao de la Guerra Civil los padres decidieron alejarle del conflicto bélico, por lo cual le enviaron al Reino Unido, a la ciudad portuaria de Southampton, junto a cerca de 4000 de chavales en el barco SS Habana que traslado a los llamados “niños de la guerra” en mayo de 1937. En Nazareth House (Hill Lane), al margen del estudio y del aprendizaje del idioma en las escuelas locales, tomo contacto por primera vez con el futbol. Pese a ser novel en este deporte, todo cambio el día que el gerente del Southampton les vio jugar. Junto a Barinaga estaba Raimundo Perez Lezama y rápidamente el ingles comprendió que los chavales tenian algo distinto al resto. Les ofreció unirse al equipo B del Southampton y ambos no lo dudaron. Pronto se comprobó que la intuicion no le falló al gerente y es que tanto Lezama como Barinaga jugaron 18 partidos, el primero como portero mientras que el alto y delgado Barinaga se destapó como un goleador nato, logrando mas de 60 tantos en esos mismos 18 partidos. Con la llegada de la II Guerra Mundial el fútbol sufre en la zona un parón en las competiciones regulares y el club modifica los equipos para jugar diversas competiciones. Lezama y Barinaga jugarán una liga en el condado de Hampshire, en uno de los equipos que forma el Southampton. Nuevamente el de Durango destacará por su facilidad goleadora, con 22 tantos en 14 partidos.

La Prensa vasca se cebó con Barinaga tras su debut madridista

Visto el avance de la Guerra en Europa y el fin del conflicto en España, Barinaga vuelve a nuestro país en marzo de 1940. Prueba primero fortuna en el Athletic Club , para a continuación ser reclamado desde Madrid ya que Bernabéu tenia informes suyos provenientes del cónsul español en Inglaterra, que era madridista. La oferta del conjunto capitalino le llena y con apenas un par de entrenamientos y 17 años, el mister madridista Paco Bru le hace debutar en San Mamés, en la ultima jornada liguera. El Madrid pierde 3-1 y Barinaga pasa inadvertido, incluso las crónicas de la prensa de Bilbao son hirientes, seguramente por la reciente negativa a incorporarse al conjunto vasco. Esa misma temporada volverá a jugar un partido mas en Copa del Generalísimo en Chamartin ante el Murcia, con lo cual en menos de un mes había debutado en las dos grandes competiciones de la época con la camiseta blanca.

Cuatro goles en el 11-1 al Barça

De cara a la siguiente temporada, Barinaga dispone de más oportunidades. Juega bastantes amistosos, marcando en la mayoría de ellos, mientras que en Liga disputa 16 partidos marcando 8 goles. En la temporada posterior sufre un parón, motivado por la dura competencia en la delantera madridista. Chus Alonso, Botella, Alday y Arbiza le cierran el paso y apenas tiene oportunidades. La secretaria técnica madridista decide cederle al Real Valladolid, donde jugará la temporada 42-43 en Segunda División. Allí obtendrá los minutos que necesita y se convertirá en titular de un equipo que estará a punto de subir a Primera, cayendo derrotado por 2-0 en la promoción jugada en Barcelona ante el Granada. Sin embargo con ese partido no termina la temporada para ‘el inglés de Durango, como le denominaban, ya que volvió a la disciplina blanca a tiempo para disputar la competición de Copa de esa temporada. Jugará varios partidos, incluida la final, siendo parte activa en el famoso 11-1 al Barcelona, al que le endosó cuatro goles aquella tarde.

Dibujo de Barinaga a mitad de los años 40

A partir de la temporada 43-44 comienza la etapa dorada de Barinaga en el club. Será el máximo goleador del equipo los dos primeros años, en los que formará pareja con Pruden, Alonso, Alsua, Vidal… El equipo tarda en conseguir títulos y no sera hasta la Copa del Generalísimo de 1946 cuando se reeditan los éxitos que habían finalizado antes de la Guerra Civil. Pese a los cambios de entrenadores (Encinas, Quincoces y Albéniz), el vasco sigue contando para todos e incluso de manera involuntaria se convertirá en ayudante del nuevo técnico que llega a Chamartin: Michael Keeping. Éste tendrá a Barinaga como traductor en los primeros meses. En estos años obtendra dos Copas del Generalísimo y un Trofeo Eva Duarte, aunque la Liga se le resistirá. Sin embargo con el final de la década y la llegada de los nuevos valores al equipo (Molowny, Narro, Cabrera, Pahiño) hacen que el de Durango empiece a desaparecer de las alineaciones y empiece a vislumbrar el final de su carrera en el club.

El primer gol en el Santiago Bernabéu

El primer gol en el Nuevo Chamartín fue obra de Sabino Barinaga

Una carrera madridista en la cual jugó mas de 200 partidos en diez temporadas, y sobre todo en la que consiguió que el nombre de Barinaga esté unido de manera inequívoca al Santiago Bernabéu, puesto que fue el autor del primer gol conseguido en el estadio durante el encuentro amistoso de inauguración jugado en diciembre de 1947, además de marcar en el primer encuentro oficial jugado en el estadio. Así lo recordaba aquel primer gol en una entrevista en 1985: «Jamás se me olvidará (…) Recuerdo el gol porque fue el mas bonito que he marcado en mi vida. Fue un centro de Vidal, me lancé en plancha y entró el balón por la escuadra. De mil veces que lo hubiese intentado nunca hubiera salido tan perfecto». (Nota: Aunque Barinaga lo recordara de esa manera el balón en realidad entro por bajo pegado al poste, como lo atestiguan las fotos de aquel dia).

Con el Betis, de Tercera a Segunda

Finalmente toma la decisión de abandonar el club madridista con destino la Real Sociedad en la temporada 50-51. Allí estará durante tres temporadas, al término de las cuales comienza un breve retiro. A comienzos de la temporada 53-54 se entrena en el viejo Metropolitano, dado que el mister rojiblanco, Benito Diaz, es un viejo conocido suyo de su tiempo en la Real Sociedad. Sin embargo el estadio está lejos de su domicilio y tras pedir permiso en el Madrid se sigue entrenando en Chamartin, más cercano a su casa. Al mismo tiempo conoce en Madrid a Manuel Ruiz Rodríguez, por aquel entonces presidente del Real Betis, quien le propone continuar su carrera en el conjunto verdiblanco. Barinaga al principio se lo toma a broma, pero ante la insistencia del bético acaba firmando por lo que resta de temporada pese a que los béticos estaban en ese momento en Tercera División. El vasco se vuelve a calzar las botas y desde mediados de Diciembre colabora activamente en el ascenso a Segunda del Betis, por lo que decide continuar un año mas en el equipo. Al término de la temporada 54-55 decide retirarse definitivamente como jugador. Siempre le quedó como único lunar de su carrera el no haber conseguido debutar con la selección española. Clase y condiciones no le faltaron, pero si tuvo rivales, y de gran entidad, como Cesar, Zarra, Gainza, Herrerita, Epi… Lo que unido a que España apenas jugó una veintena de partidos en esa década, en toda la década, hizo imposible su debut.

Sabino Barinaga recordando su presencia en la final de Copa de 1946

Barinaga acabó convirtiéndose en entrenador. Primero en el Real Betis, al que entrenó en varias etapas, y posteriormente con una larga carrera que le llevaría por Osasuna, Real Oviedo en varias etapas, Málaga, Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla, América de México, Marruecos, Nigeria, Real Mallorca, Cádiz… e incluso como asistente del seleccionador Pepe Villalonga para el Mundial de Inglaterra del 66, al que acudió España. Es al final de la década de los 70 cuando se retiraría completamente del fútbol de primer nivel. Tras una plácida jubilación en comparación del ajetreo de los banquillos, fallecería tras complicaciones derivadas de una intervención a causa de una dolencia coronaria. Lo haría en Madrid el 19 de mayo de 1988, aunque erróneamente se indique en muchos sitios el mes de marzo.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.