El caminar del Real Madrid en Liga es así: tres victorias en los últimos ocho partidos de Liga. Unos números mucho más cercanos a lo que viene siendo un equipo que pelea por no descender que por un aspirante a revalidar el título liguero. Desde que a finales de octubre de 2017 los blancos se desplomaran en Montilivi, ante el Girona, con aquella derrota 2-1, el Real Madrid sólo ha conseguido tres triunfos. Los tres en casa.
Porque de momento el Bernabéu, pese a que en su última comparecencia liguera se llevaron un revolcón de padre y muy señor mío en el Clásico (0-3), está siendo un fortín para los blancos. 3-0 a Las Palmas, el agónico 3-2 al Málaga y el contundente 5-0 al Sevilla. Lo malo es en cuanto el equipo pone los dos pies lejos del Bernabéu: 0-0 en el Metropolitano, 0-0 en San Mamés y 2-2 en Balaídos.
Por lo menos, y pese a la costosísima victoria ante el Dortmund en Champions (3-2) y los dos sonrojantes empates coperos ante Fuenlabrada y Numancia, los dos triunfos a domicilio ante estos dos equipos y la conquista del Mundialito hacen pasar por alto es esperpéntico mal momento blanco en Liga, donde apenas gana un tercio de sus partidos.