Flor, mala racha y Carvajal

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Decía el estadounidense Mark Twain que para crear una buena mentira el mentiroso «conoce primero los hechos y luego los distorsiona cuanto quiere». El Real Madrid, el desplomado Real Madrid liguero de esta campaña 2017-2018, vive rodeado de una fanfarria que refuta cualquier atisbo de intentar conocer los hechos, prefiere insultar a los que tratan de explicarlos, y luego miente inventando una realidad paralela que no se parece en nada a lo sucedido. Desgraciadamente para ellos, son tan simples en su explicación de que esto no es más que una «mala racha» que por esa misma regla de tres tendrían que aceptar que el Real Madrid ganaba el curso pasado por «la flor». Porque si la mala suerte es una excusa, la buena también puede serlo. Y así, con intelectuales de bolsillo de este calado, el Real Madrid se desangra sin que se tomen decisiones, igual de dolorosas que urgentes. Pero perentorias.

El barco, ése del que algunos dicen que no hay que bajarse, se va a pique irremediablemente, porque estar a esta distancia del liderato liguero es algo completamente inadmisible. No es más madridista quien más se fustiga delante una red social, a la manera de los penitentes opusinos, porque pueden serlo más sin duda los que son capaces de enfadarse, dejar que pase el enfado, razonar y exponer soluciones a una situación insostenible para que en un astillero anexo a este barco que se va a pique pueda empezar la construcción de uno nuevo para iniciar una travesía exitosa.

Hablando de barcos, disiento de las palabras de Carvajal en el postpartido de ayer. Esas en las que aseguraba que «el que no crea en este equipo, que se baje». Dani se equivocó. Gravemente, además, porque exigirle a la gente que piense de una determinada manera es de una irresponsabilidad, siendo un personaje público, tremenda. Pero entiendo a Dani. Porque Carvajal es madridista hasta el tuétano y fue de los poquísimos que  se marchó a casa cabreado por la derrota. Ayer habló el Carvajal hincha y no el Carvajal jugador. Como hincha, Dani no sería uno de los mejores del mundo, salvo repartiendo carnés. Como jugador sí que lo es. Con Kroos no pienso perder un minuto, no al menos hasta que no hable en castellano.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.