Ramón Mendoza: de directivo de Bernabéu a conspirador

Ramón Mendoza accedió "a dedo" a la Junta Directiva de Santiago Bernabéu y apenas un año después salió del club desencantado con su funcionamiento. La guerra por suceder al presidente había comenzado

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La imagen de Ramón Mendoza generalmente está asociada para el hincha madridista a su decenio de presidencia, acaecido en los años 80 y 90. Sin embargo, y dado que Mendoza fue socio del club desde la década de los 40, ésta no era la primera vez que tuvo presencia en las altas esferas del club, concretamente en una de las Juntas Directivas de Don Santiago Bernabéu, en la cual permaneció un año. Aprovechando que esta semana se cumplen 40 años de su dimisión de ese cargo, vamos a recordar aquellos días en detalle.

1. Los inicios de Ramón Mendoza

Ramón Mendoza, de adolescente

Ramón Mendoza nació en Madrid en abril de 1927, donde quedo huérfano en el mismo parto. Con un padre que se volcó en él y en su educación, pasó su adolescencia en el Madrid de la Guerra Civil y la posterior posguerra, con todo lo que ello conlleva. Licenciado en Derecho, se convirtió en un hombre hecho a sí mismo. Viajó a París tras finalizar los estudios desde donde enviaba crónicas de hípica al diario Marca para poder subsistir. Tras su vuelta a España comenzó a trabajar en el Banco Exterior de España, abandonándolo pronto para comenzar un fructífera carrera empresarial. Audaz, avispado y experto en al arte de la negociación, consiguió muy pronto hacer contactos e ir creciendo en los negocios. España se le quedo pequeña, por lo que comenzó a pasar largas temporadas en Suramérica.

Tras ello, en la década de los 60, es cuando comienza a realizar negocios con la Unión Soviética y los países de su órbita, que hasta aquel entonces era un territorio vedado y apenas explorado debido al régimen político imperante en España. Sus negocios de exportación llegaron a tener tal éxito que consiguió tejer una red de contactos tan potente en la URSS que tuvo que colaborar activamente con la Federación Española en el primer viaje de la selección española a Moscú, en mayo de 1971, con motivo de un encuentro clasificatorio para la Eurocopa de 1972. Allí se dió la circunstancia de que invitó a comer a todos los periodistas que habían viajado a cubrir el encuentrp. Al término del mismo, se le acerco Matías Prats padre a Mendoza para darle las gracias e indicarle que hablaría de él en la retransmisión. Así lo hizo.  El nombre de Mendoza empezó a ser conocido para el aficionado futbolístico de a pie.

2. Su entrada en el club

Mendoza, socio del Real Madrid desde comienzos de los años 40, era igualmente abonado en Chamartín y había estado presente en las seis finales de las Copas de Europa que los blancos habían ganado. Sin embargo no estaba metido en las altas instancias de la entidad. Todo esto cambio a través del Hipódromo de la Zarzuela. Mendoza, que desde 1969 había entrado también en el terreno de la hípica e incluso llego a tener una de las mejores cuadras del país, entabló amistad con José Manuel de Carlos, hijo de Luis de Carlos, a la sazón tesorero del Real Madrid. Se establece una buena amistad entre ambos y finalmente José Manuel acaba presentándole a su padre. A partir de este punto, cambian las versiones. Según Ramón Mendoza, José Manuel le comentó que podría ser una persona interesante para el Real Madrid. Tras escuchar estas palabras se lo piensa y decide hablar con Raimundo Saporta, mano derecha de Bernabéu, y al cual Mendoza conoce por coincidir anteriormente en el Banco Exterior y tener ambos adyacentes el abono en el estadio. A su vez Luis de Carlos habla con Muñoz Lusarreta, vicepresidente del club, quien concierta una entrevista con Santiago Bernabéu. Según la versión ofrecida por José Manuel de Carlos, es Mendoza quien a comienzos de 1977 le propone una comida a José Manuel junto a su padre y allí le habla a éste del deseo de formar parte de la Junta Directiva del club. Luis De Carlos acepta y organiza el encuentro con el máximo mandatario blanco.

De una u otra manera, el encuentro acaba por producirse a finales de enero en el despacho del presidente. Allí, ademas de Mendoza, se encuentran el propio Bernabéu, De Carlos y Lusarreta. El recién llegado expuso a Bernabéu su visión del club, el futuro que llegaba, la necesidad de modernización y las dudas que planeaban sobre la sucesión del gran patriarca blanco. Bernabéu también habló largo y tendido y cuando la conversación alcanzaba casi las dos horas, Mendoza soltó la carga de profundidad: le pidió formar parte del club y tener una opción con amigos suyos. Directamente le pidió una vicepresidencia y tres puestos en la Junta Directiva. Bernabéu, perro viejo, ni se sorprendió y finalmente le acabó espetando que si quería ser vocal de la Junta tenia un minuto para decidirse. Mendoza, algo desarmado, aceptó el ofrecimiento. Bernabéu llamo a Antonio Calderón, gerente del club, para cerrar el acuerdo. La conversación no dejó lugar a dudas como era el funcionamiento del club en aquellos años finales de Bernabéu:

– Antonio, ¿qué hace falta para ser directivo del Real Madrid?
– Nada, presidente. No hay ninguna posibilidad ya que están todos los puestos cubiertos.
– Antonio, ¿qué hace falta para ser directivo del Real Madrid?
– Don Santiago, dos fotos y el carnet de socio.
– Pues Ramón Mendoza le traerá a usted dos fotos y el carnet de socio y mañana convoque a la Junta Directiva que voy a presentárselo.

De esta manera Mendoza se integraba de pleno en la Junta Directiva del Real Madrid. Era el 28 de enero de 1977.

Ramón Mendoza, nuevo directivo del Real Madrid.

3. La dimisión

Una vez que forma parte de la Junta Directiva, Mendoza intenta realizar cambios para los tiempos que se avecinan. Sin embargo no es fácil, puesto que la estructuras del club siguen ancladas en el pasado. El club gira en torno a un Bernabéu que pasa mas tiempo en su casa de Santa Pola que en Madrid y la gestión la llevan directamente el gerente (Antonio Calderón), el secretario (Agustín Domínguez) y el vicepresidente (Raimundo Saporta). Basta decir que la designación de Mendoza es la cuarta incorporación a la Junta, siempre en cargos menores, en los últimos 15 años lo que denota el gran inmovilismo en la institución. Mendoza pasó a formar parte de la Comisión encargada de organizar los actos conmemorativos del 75 Aniversario del club, que se realizaron en marzo de ese mismo año y que resultaron un tanto desangelados. El torneo futbolístico que se jugó encontró mas cemento que público en las gradas.

Los meses pasan y Mendoza ve imposible intentar adecuar el club a los tiempos que  entiende que están por llegar. Para colmo, en el verano la salud de un Bernabéu que ya pasa de los 80 se resiente. El cáncer hace su aparición. Pese a todo, Bernabéu mejora y vuelve a su puesto. Sin embargo Mendoza ve que se forman diferentes facciones de cara a una hipotética sucesión y que éstas le ven a él y a su juventud como un serio rival. Además comprueba la paralización en el club y ve que no se toma ninguna de las decisiones que él considera vitales para la modernización de la entidad. Frustrado por todo esto toma la decisión de dimitir y lo hace mediante una carta dirigida al propio presidente de la entidad, aunque sin desvelar a nadie mas sus intenciones. Al mismo tiempo se desplaza a Moscú para atender sus negocios y en el vuelo coincide con Juan Antonio Samaranch, el que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional, a quien le hace la confidencia. Este se lo filtra al corresponsal moscovita del periódico El País, quien lo publica en la sección de Deportes del diario el primer día de febrero de 1978.

La carta de dimisión de Ramón Mendoza (pinche para ampliar).

4. La pelea por suceder a Bernabéu

En Madrid la noticia aparece con una mezcla de sorpresa e indignación. En la información publicada se recogían unas declaraciones de Mendoza realizadas al corresponsal: «He dimitido, efectivamente, como directivo del Real Madrid. El sábado escribí una carta a Santiago Bernabéu, que quizá la recibiera el lunes, durante mi vuelo a Moscú. ¿Causas? Mi presencia en la sociedad no era útil. Cuando planteé la posibilidad de hacer algo me contestaron que en el Madrid está todo hecho, y yo tengo dos fines en la vida: ser honesto y ser útil; por eso me he ido. Bernabéu me nombró con el dedo, y yo me voy con la conciencia del dedo propio«.

Como en realidad la dimisión la había realizado por carta y Bernabéu estaba en Santa Pola y no la había recibido aún, el presidente se entera de todo a través de la Prensa y de las llamadas de Saporta y los periodistas. Éste, que se encontraba dolido, no dice todo lo que piensa ante las preguntas de la prensa. No tiene malas palabras hacia Mendoza aunque recuerda que él no fue a buscar a Bernabéu, que es cierto que se le nombró a dedo y que ignora los motivos de su marcha puesto que en la ultima reunión de la Junta no sucedió nada raro. La procesión iba por dentro.

En Moscú le localiza el mismo día Ventura Gilera (ABC) y Mendoza confirma la dimisión aunque dice que la filtración no es suya y piensa que ha tenido que ser desde el club. Se explica con palabras similares a las publicadas en El País y deja una frase de titular: «Mi conciencia me ha obligado a dimitir». Cuando Mendoza vuelve a Madrid la Prensa le espera en el aeropuerto para que explique el revuelo causado. Sin embargo, les emplaza para esa misma tarde en las oficinas de su empresa. Allí tras haber leído todo lo publicado, y sin saber en ese momento que había sido Samaranch la ‘garganta profunda’, Mendoza explica que una persona de su confianza entregó la carta en un sobre cerrado en las oficinas del club y acusa al club de filtrar la misiva. Reconoce que no le dejaron desarrollar sus ideas en el club, critica la gestión de la Junta y el que no haya podido comprobar la economía de la entidad, admite que en la reuniones apenas se trataron puntos importantes y acaba diciendo que sinceramente no sabe quién es el que toma las decisiones en el club.

Tras la tormenta llega la calma. Desde el propio club se opta por reducir el ruido y dar por zanjada la situación al aceptar la dimisión. Ese mismo fin de semana, el Real Madrid recibe al Español en Liga y en la previa Bernabéu recibe una ovación de la hinchada al sentarse en su puesto del palco. El aficionado toma partido con la continuidad. Mendoza se queda con la espina de haber intentado modernizar el club y no haber podido, en gran parte por la férrea resistencia de aquellos que llevaban años en la entidad y le veían como una amenaza a sus intereses particulares. Bernabéu se mostraba enojado y sorprendido con lo sucedido, ya que reconocía que no le había sucedido nada tan absurdo y tan fuera de sentido en sus 35 años de presidencia, a la vez que daba gracias a no haber contestado públicamente de otra manera tal y como le pedía el cuerpo. Quizás el patriarca no era consciente de las luchas que se habían desatado por su sucesión.

Poco tiempo después la enfermedad de Bernabéu sigue su lento e inexorable avance, y al finalizar la temporada fallece dejando tras de sí un legado histórico. A partir de ese momento Saporta toma el mando de una transición ordenada hacia la presidencia de Luis de Carlos. Mendoza volverá a aparecer en aquellos momentos en que todas las ‘familias’ del club cierran un pacto, pero eso, al igual que su nueva entrada en la directiva de De Carlos, el escándalo de la revista Cambio 16 y el KGB, su posterior dimisión (la segunda), la lucha electoral del 82 y su posterior triunfo de 1985, son historias para otros reportajes.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.

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