Fue el pasado 20 de septiembre. Minuto 94. El Betis arañaba un 0-0 en el Bernabéu ante un apático Real Madrid cuando inició una vertiginosa contra que cogió a los de Zidane pensando en el baño y masaje del día siguiente y Sanabria machacó. 0-1. El Madrid se despedía de la Liga en la quinta jornada, a siete puntos del líder, y las sensaciones comenzaban a ser espantosas. Ahora estamos a 18 de febrero, el Madrid devuelve visita al Betis (20:45, Movistar Partidazo) tras una vuelta de angustia pero con la euforia desatada tras el 3-1 al PSG. La Liga es la cruda realidad, pero los de Zidane tienen una obligación: cerrar una vuelta completa del torneo de la regularidad en la que el madridismo ha vivido igual de enojado que de angustiado. Se lo merece.
Fue un 20 de septiembre y la cosa estaba ya clara: el Madrid iba a tener que ver La Liga desde la barrera. Lo que nadie se imaginaba es que la Copa también quedaría fuera del radar blanco pronto, aunque fuera de segundas, y que el devenir del equipo en la Champions iba a ser tan errático hasta que apareció el PSG por el Bernabéu y se desató una tormenta de cinco minutos que ha daod impulso al equipo y ha cargado las baterías del aficionado como si fuera una estación de recarga para Teslas.
La cabeza de todos está ahora en París, el 6 de marzo, en la vuelta de unos octavos de Champions, y esto de La Liga aparece nada más que como un estorbo innecesario que sólo puede generar lesionados, antes de la gran batalla. Como un capítulo de relleno de una serie cualquiera. Zidane rotará respecto a la ida ante el PSG, Kroos forzado por su lesión y Carvajal de vuelta tras su sanción, y parece que los dos que revolucionaron al equipo ante los galos (Lucas y Asensio) dispondrán de más minutos de los habituales. Isco seguirá como titular.
Por lo demás, poco hay que contar. El Real Madrid anda persiguiendo sin demasiada esperanza a los dos primeros, debido a la distancia, y siendo perseguido por una tropilla de insurrectos que van de favor arbitral en favor arbitral las últimas jornadas, Sevilla y Valencia, intentando desbancarle de puesto Champions. Pero da igual. La vida está centrada en la Champions cuando se habla del Real Madrid. Y esto de LaLiga, por cómo marcha la temporada, no es más que un café con sal que nadie quiere beberse, por mucho que el Madrid pueda cerrar hoy una vuelta de angustia.
