La contracrónica: Pico y pala

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«Yo necesito, yo quiero, yo merezco». El Madrid no es un colegio ni un Erasmus. Aquí, para bien o para mal, se viene a triunfar desde el minuto uno. No para aprender. Al Madrid se llega sabiendo mucho. No todo, pero sí lo suficiente para ganar títulos. Lo demás ya veremos. Ya habrá tiempo para ello. Pero si llegas es porque tienes condiciones y aptitudes para hacerlo. De lo contrario: perdón, gracias y adiós.

Digo esto porque los madridistas -yo me incluyo, por supuesto- perdemos horas y horas de nuestras vidas diciendo cosas del tipo: Bale necesita jugar en banda izquierda para ser/sentirse útil, Theo necesita minutos para ser/sentirse importante, Benzema necesita goles para ser/sentirse delantero, etc. Pero, ¿y el Madrid? ¿Qué necesita el Madrid? ¿Acaso eso no es lo más importante? ¡Pues sí! Y como ha dicho hoy Valdano en la retransmisión, el Madrid necesita a Cristiano.

Es decir, mientras Fulanito y Menganito buscan las condiciones óptimas para poder rendir y no lo hacen hasta que las encuentran, Cristiano pico y pala. Escuchando de todo, pero calladito. Lleva el mono de trabajo más pesado del mundo, pero le da igual. A muchos les quedaría holgado y colgandero, pero él puede hasta marcar masculinidad. Lleva 9 años haciéndolo. Ante el PSG, el Alavés o la Cochinchina FC. Como si le fuera la vida en ello. Como si fuera el mejor jugador del mundo.

Sin embargo, hay esperanza. Pasan las semanas y jugadores como Keylor Navas o Lucas Vázquez están demostrando que la lección la tienen aprendidísima. El primero no deja de escuchar día tras día nombres de sustitutos, pero las llaves de nuestra portería las tiene él de momento y están en muy buenas manos. El segundo, no se apellida ‘Vazquezinho’ o ‘Vazquezinni’, pero sabe dónde está y cómo hay que estar. Suma, siempre suma.

Una jornada menos de Liga y tres puntos más. Competir, eso es lo que se le pide al equipo. Y lo está haciendo. Lo que tenga que ser, será. Si los guionistas de esta Liga no quieren aburrirse, quizás hay un hueco para la utopía. Sino, a aprender de los errores -otra vez- y a seguir. No queda otra. París está a la vuelta de la esquina y mejor llegar de pie y apretando los dientes que de rodillas y con la lengua fuera.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!