RM 4 – 0 ALA: Ronaldo y cierra Madrid

Dos goles del portugués sirven para finiquitar el partido ante un Alavés que asustó en un primer tiempo otra vez demasiado funcionarial. Benzema, de penalti, y Bale también marcaron.

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Es imposible concebir el Real Madrid del Siglo XXI sin la figura, pétrea y desequilibrante, de Cristiano Ronaldo. El portugués, que ante el Alavés portó el brazalete de capitán, fue otra vez vital. Un gol suyo al filo del descanso evitó otro atragantón liguero de los de Zidane, otra vez en casa, otra vez una falta de intensidad alarmante en el arranque, otra vez una defensa de mantequilla. En un partido que era una sucesión de los mejores sketches de Humor Amarillo, trastazos y errores infantiles por todos lados, la imponente estampa del portugués se elevó sobre la de todos los demás participantes en el encuentro. Los blancos arrollaron al Alavés (4-0) con dos tantos del luso, el santo y seña de esta era madridista, para lo bueno y para lo malo.

Ronaldo y cierra Madrid, sí. Porque los demás, todos, sus compañeros están a años luz de la trascendencia y de la importancia de Cristiano Ronaldo. El Madrid inició el partido ante el Alavés jugando en su trantrán liguero, el que le da para ser muy superior al 75% de los adversarios en la competición doméstica. Pero el partido salió rana, convertido en una catastrófica sucesión de porrazos (Pedraza, Casemiro, Cristiano, Keylor… Todos ellos y alguno más se llevaron golpes y necesitaron asistencia sobre el campo) y de errores, porque Benzema seguía gafado de cara a puerta (marró una contra por escurrirse en el remate y luego tiró al poste centrado a un metro de la línea de gol, aunque le evitará el bochorno que la jugada viniera anulada por fuera de juego) y porque Bale sigue a lo de siempre: a lo suyo.

Kovacic andaba desastroso y Casemiro volvía a escribir un par de nuevos capítulos para su serial «no hay que ponerme en partidos en los que el rival no tiene el balón», así que la ofensiva del Madrid era lo que pudieran hacer Lucas Vázquez, otra vez a buen nivel, y un Theo que en cuanto ha enganchado varios partidos seguidos comienza a dejar píldoras de su capacidad. Un par de buenas paradas de Keylor en dos contras alavesistas llevaban el «huy» y el «ayayayayay» a la grada del Bernabéu, pero cuando el descanso estaba a un minuto, Ronaldo no falló. Benzema dejó de tacón un balón embarullado y el futbolista que mete goles siempre no desaprovechó el regalo: 1-0.

Un regalo que continuó nada más empezar el segundo tiempo: antes de cumplirse el primer minuto, Bale embocó el segundo tras un error estratosférico de Alexis, que no hay partido ante el Madrid en que no la líe, y el partido se acabó. Abelardo enarboló la bandera blanca y el Madrid intentó gustarse todo lo que pudo, que coger aire y ánimos de cara a lo que viene, que no es sino París, al menos hasta que se dilucide el enfrentamiento de octavos, luego ya veremos.

Hubo otros dos goesl más, de Cristiano y Benzema (éste de penalti, cedido cortesmente por el capitán), con los blancos tratando de recuperar sensaciones pero demostrando que andan atascados, porque faltaba la espoleta que otras veces hacía que el rival saltara por los aires. Ahora no. Ahora está la capacidad goleadora de Cristiano y se acabó. El resto es voluntad, pero también un ofuscamiento excesivo porque las cosas, por mucho que nos empeñemos, no salen igual que otros años. Lo que queda es saber si esto será suficiente para ganar algo más… o no. Al menos, Cristiano juega de blanco. Y eso siempre es importante.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.