La contracrónica: La amiga de la novia

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En esta vida nos autoimponemos cosas constantemente. O, por lo menos, lo intentamos. Dormir menos y aprovechar el día más, no estudiar los exámenes el día de antes, apuntarnos al gimnasio después de Navidad o decirle con más frecuencia a nuestros padres que les queremos mucho. Sin embargo, por encima de todas esas pequeñas autoexigencias de nuestro día a día, el madridista lo que más ha intentado en los últimos años es que Benzema le guste.

Sinceramente, no sé cuánta gente lo ha conseguido. De hecho, quien se atreve a decir «¡Oye! Pues a mí me gusta el francés» corre el riesgo de ser atizado con un palo en la espalda hasta que el nueve y medio -o casi diez- se vaya del Madrid. Pero como queda tantísimo tiempo para que eso ocurra, a nadie le sale a cuenta sincerarse. Por eso creo que todo el que se siente atraído por su fútbol se piensa dos o tres veces si decirlo o no. Si te callas, te ahorras que te digan que no tienes ni puta idea de fútbol. Siempre es más fácil y rápido pitarle. Como hoy, que le han vuelto a pellizcar los tímpanos pese al grandísimo partido que ha hecho.

Hace algo más de un año, tratando de ver a Benzema como el complemento perfecto de Cristiano, llegué a la conclusión de que el francés es esa amiga tonta que no se separa nunca de la chica que te gusta. Aunque a ti no te haga feliz y por momentos parezca que intenta joderte la vida, es la principal culpable de que la niña de tus ojos dibuje siempre su mejor sonrisa. Y, ¡hostia!, creo que sale a cuenta. Es más, hoy incluso ha sido la amiga de la novia la que nos ha hecho feliz a nosotros directamente, ya que ha estado especialmente simpática y agradable sobre el campo. Así que… ¡Te quiero, amiga!

Sin embargo, el último párrafo de hoy tengo que dedicárselo -otra vez- a él. El verdadero protagonista. El que siempre paga la cuenta. El que arregla los rotos y los descosidos. El que factura. El que hace grande al Madrid en cada partido. El principal culpable de que estemos en cuartos de final de la Champions. En resumen, el único por el que estoy dispuesto a soportar a mil amigas tontas. Tú, Cristiano, joder. Tú.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!