BAY – RM: Un bidón de gasolina

Antes de poder tener la oportunidad de intentar conquistar la tercera Copa de Europa consecutiva, al Madrid le queda por medio el Clásico europeo. Pirómanos y bomberos frente a frente

0
-publicidad-

Huelan. Saquen la nariz por la ventana de su cuarto y aspiren profundo. Embriáguense del olor a madera, a barbacoa, a troncos recién puestos a la lumbre en una chimenea. Si afinan el oído, podrán escuchar cómo crepitan las llamas, a lo lejos, y cómo poco a poco el sonido se irá acercando hasta que a las 20:45 (BeIn Sports) se hará ensordecedor mientras los pulmones se comprimen por la toxicidad del humo. Se queman los árboles de Baviera, porque Bayern y Real Madrid cruzan sus respectivos pirómanos y equipos de bomberos en semifinales de Copa de Europa, la tradición nunca falla con los rivales más odiados.

Con el atronante calor de la efervescencia del fuego aterrizó ayer el Real Madrid en Múnich como lo hacen los artistas de verdad, los de cuajo y tronío, Sergio Ramos con sus gafas de sol y su gesto de sobrao. Faltaba la música, con perdón, del circo. Porque lo que el Real Madrid pretende en esta temporada aciaga, con tres títulos menores en la saca pero aciaga hasta ahora en lo mollar, es digno del acróbata más reputado de todos los tiempos: ganar tres Champions consecutivas. Algo que no ha logrado nadie, porque ya el año pasado fue el primero en ganar dos seguidas, algo que por aquel entonces era un melón por calar. Lo caló, y le ha gustado. Y en su periplo serpenteante como el de un noctámbulo cervecero por esta temporada, se ha plantado a las puertas de hacer historia. Huele a humo en Múnich y resuena un redoble de tambor.

Zidane tiene preparado, como siempre, el mejor bidón de gasolina que se puede gastar cuando se sale de viaje por Europa: a Cristiano Ronaldo. El portugués es especialista en ventilarse al industrialismo alemán en un parpadeo, y este curso anda sobremotivado en la Champions, más aún con su nueva renovación bajo el brazo. El entrenador francés blindará al portugués con el ‘once de Cardiff’, que no digan si no es curioso citar así, ‘el once de Cardiff’, una alineación en la que siempre juegan los mismos pero de la que se ha caído Gareth Bale, cardifiano de nacimiento.

Enfrente estará el Bayern, ese equipo de alemanes coloradotes que corren como robots y que tienen una mala leche impresionante, capaces de destripar seis millones de equipos adversarios con cada pestañeo, así que conviene no llevarse a engaños. El Madrid, el mismo que lleva unos años escapando con vida tras incendiar los bosques y parques de Múnich, va a pasar un mal rato dentro de un horno. Tiene las mismas opciones de salir como un codillo asado que de repetir la foto de Sergio Ramos a la llegada a Madrid. Eso sí, el bidón de gasolina siempre lo tiene Cristiano. Y eso es un alivio.