RM 2 – 1 LEG: Mejor no mirar al detalle

Los goles de Bale y Mayoral le dan un gris triunfo al Madrid ante el Leganés. Horrible partido de varios de los jugadores blancos. El Leganés acabó encerrando al Madrid en su campo.

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Lo del Madrid fue una faena de aliño, se mire por donde se mire. Y casi mejor no mirar al detalle, porque si se mira con detenimiento hay muchos más damnificados que superhéroes en la victoria (2-1) ante el Leganés. El tempranero gol de Gareth Bale, minuto 8 y salvando el fuera de juego por unos pocos centímetros, provocó que el partido, que ya de por sí se presuponía de baño y masaje en mitad del madrileño puente de la Comunidad, tuviera menos tensión que la guitarra eléctrica de Los Panchos.

Fue, pues, un partido de esos que dicen «abiertos», sin patadas, sin mala leche. Pero que retrató a unos cuantos futbolistas blancos. Por ejemplo, a Benzema, capitán del equipo ante la ausencia de Ramos, Marcelo y Cristiano. El francés anduvo de nuevo desconectadísimo, como si aquello no fuera con él. Intentó un par de cositas, no le salieron y vivió escondido todo el partido. Tan escondido que hasta su cambio fue a la remanguillé, antes de levantarse el cartelón, para evitar disgustos con el público.

Bale, pese a su gol, también anduvo escondido. Heredó el brazalete de Benzema cuando éste se marchó y, aunque al menos sí intentó alguna cosilla, no recuerda en absolutamente nada a aquel portento físico galés que aterrizó en el Real Madrid procedente del Tottenham: parece, si acaso, su primo.

No fueron los únicos: Ceballos, por fin titular, vio cómo arrancaba el partido desterrado a la banda izquierda y aquello le desquició: más acelerado de lo que debía, no acertó a dar con la tecla y a manejar el equipo. Claro, que por detrás suya Marcos Llorente y Kovacic, que estuvieron correctos, parecían agua y aceite: no casan. Theo, mientras tanto, estuvo calamitoso todo el encuentro y su banda fue un coladero. Algo mejor anduvo Achraf, pero tampoco fue para tirar cohetes. Por el costado del francés llegó el gol de Darko Brasanac, que era el 2-1 después de que Mayoral, de nuevo burlando el órsay gracias a la cabeza de un jugador del Leganés, marcara el segundo tanto blanco sobre el silbatazo del descanso. Tuvo dos (la otra la salvó Bustinza bajo palos) y aprovechó una, así que poco más se le puede pedir al de Parla.

El gol del Leganés animó a los pepineros. Si en el primer tiempo atinaron dos palos (Gabriel Pires y Amrabat) y Guerrero pegó un susto morrocotudo de tacón, en el segundo siguieron achuchando a un Casilla que evitó el 2-2 con un paradón a remate de Bustinza, mientras su equipo apretaba ante un Bernabéu que andaba con un cabreo, a esas alturas, no excesivamente visible: perderse un Puente de cinco días para ver a su Madrid y que se lo devuelvan con un juego más que tibio, pese a que el Bayern será el martes, provoca cierta mala leche. El Madrid acabó encerrado en su campo por el Leganés, pero al menos salvó el tipo. Si es que ganar 2-1 al Leganés en el Bernabéu se puede llamar salvar el tipo. Ya queda menos para que acabe este suplicio de Liga.