RM – LEG: Baño y masaje

Zidane planea rotaciones a tutiplén en un encuentro en el que no hay nada en juego, salvo programar el alirón del Barcelona. Bale, a tiro de una amarilla de perderse el Clásico del 5M

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Hace ya tiempo que los partidos ligueros del Real Madrid vienen siendo una suerte de «baño y masaje», esos tan cacareados días postpartido en que los futbolistas ‘entrenan’ para descargar sus sufridas fibras musculares y su cerebro ante el estrés competitivo. El club blanco se mide esta tarde (18:30, BeIn LaLiga) al Leganés en un partido de ese corte, se presupone que con rotaciones a tutiplén, sin nada en juego (salvo un puntito que necesita el equipo pepinero para asegurarse matemáticamente la salvación) y en medio del macropuente de mayo, que dejará Madrid (sin colegios el lunes, festivos martes y miércoles) como un solar debido al buen tiempo.

Baño y masaje, sí. Con Bale a priori titular, que habrá que ver cómo se toma el partido el galés. En principio, rodeado de los habituales suplentes (salvo Keylor y Ramos; a Benzema tal vez sea el momento de comenzar a sacarle de ahí) y con una amenaza real. Está a tiro de una amarilla de la suspensión, a tiro de una amarilla de perderse el próximo partido, que para más tino es ante el Barça en el Camp Nou. ¿Se borrará el galés? Con su futuro cada vez más lejos de la Casa Blanca, poco importa ya, aunque si fuerza la amarilla de forma descarada dejaría clara su postura.

Precisamente el partido del próximo día 5 en Barcelona es lo único que puede motivar algo a cualquier madridista en Liga. Si el Madrid pierde hoy, y no puntúa el Atlético, el Barcelona puede ser campeón esta misma jornada, así que recibiría pasillo en Riazor. Si no se da ninguna de esas dos premisas, puede ser campeón mañana, así que el equipo blanco sería el invitado a las celebraciones por el título culés, que tendrían lugar antes y después del Clásico. Ya saben, «Madrí, camión, saluda al campeón», los deditos de Piqué, los fuegos artificiales y tal.

La mejor posibilidad sería hacer hoy lo que toque, que para el caso da igual, ir a Barcelona y ganar. Descargar un chaparrón de fútbol en el ‘Estadi’, meterle un meneo a esos de rayas de impresión y chafarles la fiesta. Ser el niño que se lleva el bowl de gusanitos, el que revienta la piñata y el que más guapo está sin el uniforme escolar: el que más guapo viaja a Kiev. Eso es lo que de verdad importa. Lo de hoy es baño y masaje.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.