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Sí, no hay que frotarse los ojos, porque es verdad: el Real Madrid peleará en Kiev el 26 de mayo por la Décimotercera. Lo consiguió tras un partido infartante, agónico, en el que los héroes blancos fueron dos tipos que este año han estado sometidos a un pelotón de fusilamiento diario. Tal vez con el final de temporada no salven su actual estatus de titularísimos, pero Benzema, dos goles en la vuelta de semifinales, y Keylor Navas, el pulpo tico, se llevan todos los honores de esta eliminatoria ante el Bayern. Si el Madrid está en Kiev, o en K13v más bien, es gracias a ellos.

Los dos sostuvieron a un Real Madrid que amaneció al partido absolutamente acarajotado, algo que ya es tradición. Esta vez, además, lastrado por un once absolutamente demencial que a punto estuvo de costar la eliminatoria: Zidane dejó fuera a Casemiro y metió a Kovacic, que no se enteró de la misa la media. Modric, que se dedicó todo el partido a hacer de Gattuso, ayudando defensivamente a Lucas Vázquez (improvisado lateral) ante Ribéry y y Alaba, estaba anulado por el sistema, mientras que Kroos, esperpéntico partido el suyo, fue un cero a la izquierda.

Con esos mimbres, el Madrid encajó un gol nada más empezar, otra vez Kimmich, mientras decidía si untar mantequilla o ponerle aceite a su tostada madrugadora, pero esta vez al menos tuvo la fortuna de que Benzema jugó con todas las luces encendidas e hizo un partido tremendamente brillante. Apenas siete minutos después del tanto del Bayern, apagó el recuerdo del naufragio salvado in extremis ante la Juve con un buen gol a pase de Marcelo. 1-1, y todo parecía más tranquilo.

No era así. El Bayern es el Bayern, y va y va y vuelve a ir aunque lo que haya enfrente sea la cámara acorazada del Banco Central Europeo. Y si hay que derribarla a cabezazos, lo hace. Con la zurda de seda de James provocando el terror en el medio ante la indolencia y y el mal planteamiento blanco, con Thiago sueltísimo y con Ribéry y Alaba poniendo en jaque la banda derecha del Madrid, las paradas salvadoras de Keylor, sensacional todo el partido, obraban el milagro una y otra vez mientras el Bayern, ya lo saben, iba e iba y volvía a ir.

El Madrid resistió como pudo el asedio muniqués, con un posible penalti por mano de Marcelo justo sobre el bocinazo del descanso, y nada más empezar el segundo tiempo un regalo de Ulreich, que no le aguanta una comparación a Neuer ni en el blanco de los ojos, le permitió a Benzema volver a desnivelar la balanza a los blancos, 2-1, llovía menos. O no, porque James, con 27 minutos por jugarse, hacía las tablas. Un gol dejaba fuera al Madrid.

Y ahí Keylor Navas se tuvo que hacer enorme. Encontró cada esquina de su portería, a derecha e izquierda, arriba y abajo, y se hizo infranqueable pese a que la defensa del Madrid hacía aguas y permitía llegar al Bayern en cada ataque. Y lo que es peor, rematarlo. Pero Keylor estuvo en su sitio. La entrada de Casemiro hizo algo más racional la defensa de un Madrid que no sabía ni perder tiempo ante el acoso bávaro, pero llegó el final, y el Madrid sigue en pie. Estará en Kiev. A por la Décimotercera.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.

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