El Castilla de la temporada 2016-2017 contaba con una plantilla con un vacío importante: sus delanteros no marcaban, o les costaba un mundo. Y el gol es sin duda el activo más importante en este deporte. Por ello, desde la dirección deportiva se trató de poner fin a este problema promocionando al goleador juvenil Dani Gómez, y fichando a Cristo González, un jugador con una inmensa calidad aunque sin experiencia como delantero de referencia. Víctor Campuzano se mantuvo en el equipo. La experiencia durante la pretemporada es que los movimientos habían sido un total acierto, destacando Cristo González por su oportuna capacidad goleadora, mientras que Dani, quien viajó y debutó con el primer equipo, tuvo menos oportunidades, pero también dejó buenas sensaciones.
Al comenzar los encuentros oficiales, cada uno de ellos compartió un puesto distinto. Dani Gómez empezó siendo el delantero de referencia escoltado por un Cristo González que tendía a ocupar posición de extremo. El problema del gol parecía olvidado con el gran inicio de Dani Gómez, pero con el paso de los partidos el Tiburón se fue diluyendo por factores externos como la dificultad de alternar la UEFA Youth League y la irrupción de Víctor Campuzano.
Los problemas volvieron al Castilla, que no lograba encontrar las victorias -en muchos casos por expulsiones totalmente injustas- y Solari tomó en la jornada 12 la que fue su decisión más atrevida como entrenador: situar como 9 de referencia a Cristo González, quién dejaba muy buenos detalles pero que no tenía suerte de cara a puerta. Cristo respondió a la maravilla, siendo fundamental para obtener una victoria a domicilio ante el Celta B por 1-4 comenzando el Castilla una de sus mejores rachas aguantando sin derrotas por ocho partidos, hasta la jornada 20. En ese intervalo Cristo solamente hizo un gol, en la jornada 19, pero le sirvió para quitarse esa espinita. Sin embargo, durante el mes de enero se encontró con un Dani Gómez que hizo muy bien las cosas y que como se reconocía internamente dentro del vestuario, estaba mereciendo llegar a ser titular. Sin embargo, Cristo encadenó una buena racha goleadora que terminó con el debate, y Solari optó por no modificar la idea de juego que tan bien le estaba funcionando, pues Cristo participaba mucho más en la elaboración mientras que Dani hacía más de delantero de referencia. Campuzano, por su parte, tuvo un papel mucho más testimonial en el presente campeonato. Y así se fueron sucediendo las jornadas de la segunda vuelta en las que el Tiburón apenas logró sumar tres titularidades consecutivas, hasta que una lesión puso fin a su temporada.
Cristo siguió con su dinámica de ir de menos a más lo que supuso que terminara la temporada como pichichi en solitario con once tantos. Unos números que se tradujeron además en seis semanas consecutivas viendo puerta en la parte más importante de la temporada. Un rendimiento ascendente que sirve para convertirle en el mejor fichaje realizado por la dirección deportiva esta temporada por delante de Elías Ramírez, Arturo Molina y Adrián Mancebo. Pero además hay que añadir que no solamente es el mejor fichaje, también ha demostrado ser uno de los mejores jugadores de la plantilla este año, y que ha dejado la sensación de que si el Castilla se hubiera clasificado para playoffs, estos le llegarían al canario en el mejor momento.