Para empezar, hablemos del final. En el minuto 95 ha saltado una de esas sorpresas adictivas en el fútbol. El más débil, la perita en dulce, se le atraganta al tercero en discordia: Marruecos. El arranque de los marroquíes auguraba una goleada a su favor, pero David volvió a tumbar a Goliat. Una historia que en el fútbol suele estar a menudo basada en hechos reales.
El guion estaba escrito y los protagonistas lo han seguido al pie de la letra: Marruecos de videoconsola e Irán de canicas. Los de Renard infinitamente superiores. Con Achraf –muy seguro– y Amrabat fuera de su zona de confort, el ritmo ofensivo de los marroquíes era vértigo puro. El lateral madridista jugando como lateral izquierdo y el delantero del Leganés disfrazado de Carvajal. Este último se lo ha pasado especialmente bien en los primeros compases del partido llegando a línea de fondo continuamente.
En el primer minuto de encuentro ha llegado la primera ocasión de Marruecos, dada a luz en las botas del delantero del Schalke 04: Harit. A base de pases largos de más de 40 metros destrozaban poco a poco a Irán que bastante tenía son sobrevivir. Poco de Boussoufa y Belhanda en la primera mitad, que no se cobraban ningún peaje y se limitaban a observar cómo sobrevolaban balones desde los pies de Benatia hasta el frente de ataque marroquí. El central de la Juventus, como ya había hecho un rato antes Godín con Uruguay, se ha erigido como el jerarca de la zaga.
En mitad de ese monólogo, que duraba demasiado sin chistes, el asustado ha comenzado a asustar. El ex de Osasuna, Shojaei, ponía la pausa necesaria para que respirara Irán e incluso soplara un poco. La tortilla comenzaba a darse la vuelta y han sido los de Renard quienes pedían la hora en la primera mitad, que ha terminado con un mano a mano clarísimo de Azmoun ante El Kajoui, guardameta suplente del Numancia.
En la segunda mitad Irán ha sabido gestionar mejor los marrones que le suponía en la primera tener el balón. Han cortado las alas de Marruecos y a los de la videoconsola se le han bajado los plomos. El combinado marroquí ha hecho gala de su inconstancia; 20 minutos buenos y 70 regulines. El tramo final del encuentro ha sido dramático. De un lado y otro iban cayendo futbolistas lesionados. Calambres, mareos y un gol en el 95′ a balón parado. Bouhadouz, en propia puerta, ha dado el pistoletazo a la primera gran sorpresa de este Mundial de Rusia 2018. El menos bueno de los cuatro del Grupo B, gana.
