BRA 1 – 1 SUI: El mejor espejismo

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Brasil tiene todo lo que necesita un equipo para divertir, hacer goles y ganar un Mundial. No siempre le entra todo en la coctelera, pero tener lo tiene. Gente para bailar –Neymar, Coutinho, Marcelo y compañía– pero también futbolistas que saben cuidar de los bailarines y librarles de barrer el patio –Casemiro, Paulinho y cía–.

El fichaje más caro de la historia del Barça se lo pasa pipa con el fichaje más caro de la historia del fútbol. Coutinho y Neymar se entienden de maravilla. Cada vez que se han juntado en banda izquierda han desorganizado a Suiza por completo. Por ahí ha llegado el primer gol. El ’11’ de la Canarinha ha cogido un balón en la frontal del área y, como dice mi amigo Andrés, ha demostrado conocer a la perfección el concepto de imparable.

Después de adelantarse en el marcador, cero prisas. Son conscientes de que pueden hacer daño cuando quieran, pero no tienen demasiadas ganas de recrearse. No por falta de hambre, sino más bien en vistas a gestionar esfuerzos desde el principio. Una gestión del todo cómoda. Marcelo recibía siempre bien arriba y poco le preocupaba ver a Casemiro cerrando el grifo de cualquier ataque rival.

Con la misma dinámica tan psicotrópicamente feliz de la primera mitad, han saltado en la segunda los de Tite. Una filosofía basada excesivamente en eso de ‘Paz y Amor’. Ante ese contexto, como viene pasando en todos los partidos del Mundial, el balón parado supone una bocanada de aire fresco para el débil. Solo cuatro minutos después del descanso, Zuber ha marcado de cabeza tras un córner. En los morros de Alisson, sin dejarle reaccionar.

A partir de ahí, mucha urgencia y no demasiadas ocasiones. Los primeros minutos del partido han resultado ser, a final, un simple espejismo. Quizás el mejor por eso. Está costando mucho que las favoritas arranquen con fuerza en el Mundial. Van al ralentí. Muestran sus credenciales un rato, pero luego se espesan hasta el punto de empalagar. Si alguien sabe quién va a salir de Rusia con un Mundial de más, que hable ahora o calle para siempre.

 

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!