DIN 1 – 1 AUS: Eriksen y Schmeichel no bastan

El del Tottenham marcó un golazo que adelantó a Dinamarca, pero un penalti que señaló Mateu con el VAR provocó que los daneses encajaran su primer gol de todo 2018. El grupo sigue muy comprimido

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Eriksen, autor del gol danés, y Schmeichel no bastan, y Dinamarca cedió un empate (1-1) ante una Australia que pudo llevarse los tres puntos gracias a su espectacular potencia física. Los nórdicos no habían encajado ningún gol en 2018, pero el VAR y Mateu Lahoz les condenaron a un penalti en contra y Jedinak no falló en su ejecución. Unas tablas que dejan a los daneses apretaditos en una lata de galletas, mirando los octavos para saltar a por ellos, aunque tendrán que mejorar. Y Australia se jugará la vida ante Perú y con un ojo en el Francia-Dinamarca, porque el puntito arañado puede ser de oro. O de esparto, veremos en la última jornada.

Dinamarca es un equipo que se mueve como la seda cuando Eriksen entra en juego. El del Tottenham es vertical, incisivo, dinámico. Lo tiene todo, también la pausa cuando todo se nubla y hace falta descerrajar el tiro por una rendija. Y el gol, porque su zurdazo llegando de segunda línea tras asistencia de Jorgensen es algo al alcance de muy pocos jugadores en el mundo. Eriksen bien vale una pelea. Con los Spurs, digo.

Australia no se amendrantó, porque físicamente es, posiblemente, una de las tres selecciones más poderosas del Mundial. Esperó agazapada su momento, y en cuanto Leckie y Mooy engrasaron la sala de máquinas y un fabuloso Rogic comenzaron a carburar, Dinamarca comenzó a jugar al mismo nivel: un partido de tú a tú. En ese tú a tú ganaron los Socceroos gracias al tanto de penalti (penalti de VAR, que le tiene ojeriza a Dinamarca) de Jedinak, tres goles y los tres de penalti en otros tantos Mundiales, mister once metros. Pero hasta ahí.

El partido fue entretenido, cosa que se agradece ante el paupérrimo nivel que está ofreciendo este Mundial, el mismo espectáculo que la recolección de la cereza en el Valle del Jerte. Pero no hubo más goles: faltó puntería, los porteros Schmeichel y Ryan estuvieron más que correctos y la sobremesa se pasó como un suspiro ante, por fin, un partido de fútbol con ocasiones, disparos, refriegas y ganas de ganar. Qué bonito es el fútbol así.