Los penaltis: esa moneda al aire que en la noche rusa ha caído del lado croata. Y es que, tras un empate a uno en los 120 minutos de fútbol fue Subasic. el que con su gran actuación en la tanda decantó la balanza del lado de la selección que lidera un Modric, que tuvo un penalti para evitar la tanda, pero se encontró con el arquero danés.
Partido que comenzó con indicios de locura. Y es que, en tan sólo cuatro minutos le había dado tiempo a Dinamarca a adelantarse y Croacia a empatar. En la segunda jugada de ataque de los nórdicos Jorgensen aprovechaba un barullo en el área para adelantarse en el luminoso. Pero sólo dos minutos más tarde, Mandzukic aprovechaba una jugada parecida para empatar el encuentro.
Tras estos cuatro minutos de enajenación el choque volvió a la normalidad. Ya con empate a uno, el partido comenzó a ser lo que esperábamos sobre el papel. Todo un monologo de los ajedrezados que volcaron el partido sobre el área de una selección danesa, que sólo podía defenderse.
Rakitic era el metronomo de una selección croata en la que Modric sólo podría aparecer con cuentagotas desde el enganche. Otro que cada vez que aprecia era sinónimo de electricidad y peligro era Rebic, que cada vez que entraba en contacto con el balón generaba sensación de que algo peligroso podía pasar.
En el tramo final de la primera mitad comenzó a emerger en pequeñas dosis, la figura de un Eriksen que fue el único jugador que generaba peligro en el bando danés. Pero los realmente peligrosos eran unos croatas que merecían algo más al descanso, pero ni Rakitic ni Rebic acertaron para de cara a puerta.
En sus inicios, la segunda parte cambió bastante con respecto a la primera. El ritmo bajó varios enteros y el encuentro tenía otro cariz. Y eso que el seleccionador danés buscó ser más ofensivo con la entrada de Schone. Pero eso no evitó que Croacia siguiera dominando, aunque sólo fuera de manera posicional.
Nada ocurrió en una segunda parte, que era más un intento de siesta que un partido de fútbol. El único peligro de la segunda mitad, lo llevaba un Rebic cuyos chispazos brillaban en la mediocridad. Pero más allá de eso, no ocurría nada relevante. Nadie iba a ser capaz de romper un tedioso empate, por lo que nos veíamos abocados a vivir la segunda prorroga del día.
Una prórroga que fue igual de insulsa que los primeros noventa minutos. Hubo algo más de entretenimiento que en el resto del partido, pero casi todo lo puso Dinamarca. Croacia se fue difuminando en el partido por el miedo a perder. Y hasta desaprovecharon un penalti, que erró Modric a cuatro minutos del final y que nos llevaba a los penaltis.
Los penaltis fueron una lotería en la que Subasic fue el héroe que más papeletas compró. El portero croata detuvo tres penaltis y metió en cuartos al combinado ajedrezado.
FICHA TÉCNICA
