ESP 1 – 1 RUS: Fusilados en Moscú

0
-publicidad-

España fue fusilada en Moscú, tras un partido que en el 90% del tiempo fue absolutamente soporífero y que sólo animó algo cuando el encuentro agonizaba y todo podía decidirse en una tanda de penaltis que podía ser una lotería. No lo fue, porque España marró dos lanzamientos, Koke y Aspas, y Rusia ninguno, así que los de Hierro hacen ya el petate y se vuelven a casa, mucho antes de lo esperado, pero por el juego desplegado con todo merecimiento: así no se puede ir ni a jugar el encuentro de exhibición de las fiestas del barrio. Hay que cambiar muchas cosas y hay que cambiarlas desde ya.

A España le salió un partido absolutamente espantoso desde el inicio, desde el concepto inicial. Jugadores de pedirla al pie, muy poco móviles, ante una selección, la anfitriona, que se sentía netamente inferior. La entrada de Nacho, Asensio y Koke en el once le dio algo más de estabilidad defensiva al equipo, pero al final no sirvió de nada porque Rusia, que sólo llegó dos veces en los primeros 90 minutos, marcó un gol, de penalti, por una mano tontísima y evitable de Piqué.

Ofensivamente, España fue totalmente predecible, sin movilidad, sin mordiente, con una parsimonia desesperante. Ni siquiera el autogol de Ignashevich al alimón con Sergio Ramos, nada más empezar, sirvió para que los de Hierro se cargaran de ánimo y por fin rompieran a jugar en el Mundial. Nada de nada. Es que no hubo nada hasta el minuto 90, cuando por fin un remate de Iniesta tras dejada de Aspas, dos que entraron en el tramo final, sirvió para comprobar que Rusia tenía portero.

La cosa no mejoró en la prórroga. Hasta la prolongación del primer periodo extra no llegó un remate peligroso de España, un cabezazo de Piqué tras falta botada por Koke, con Rusia clavada con estacas sobre el césped de Luzhniki, absolutamente tiesa, y con España nublada, sin una sola buena idea. Empezó algo mejor el segundo tiempo extra, con una magnífica jugada de Rodrigo, el mejor de España desde que salió, cuyo remate sacó Akinfeev y luego Carvajal no pudo embocar el rechace. Ahí mereció ya el pase España ante una Rusia que no merecía nada, menos aún cuando el VAR decidió tragarse dos penaltis simultáneos en la misma jugada a Piqué y Ramos, que se fueron al limbo, a siete minutos del final hasta las cámaras se hacen las suecas antes que jorobar al equipo local.

La tanda fue lo que ha venido siendo tradicionalmente una tanda de penaltis para España, salvo en su etapa dorada: un parto. Fallaron Koke y Aspas y los rusos no marraron ni un sólo disparo, fue su apuesta desde el principio del partido y no podían fallar. No lo hicieron. España se vuelve a casa y o se reinventa, y pronto, o tocará que esto se vuelva costumbre.