La Huelga de 1984

En 1984, el comienzo de Liga estuvo marcado por el parón de la patronal, la AFE, en busca de condiciones mejores para los futbolistas españoles. El Madrid jugó en Gijón con juveniles y amateurs

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El aspecto del Bernabéu para el Castilla-Barcelona Atlético de 1984, en plena huelga
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Cada nueva temporada nos acostumbramos más a ver cómo la Liga comienza en pleno mes vacacional, agosto, con los rigores del calor en plena efervescencia y con horarios tan dispares que hacen que un partido comience un día y acabe al siguiente, que encima suele ser laborable. Desde 2002 no comienza la Liga en septiembre, que era algo habitual desde el final de la Guerra Civil y que estuvo vigente durante mas de 40 años hasta que el aumento de los equipos y los calendarios comenzó a alterar esta tradición. En los últimos días, vuelve a sobrevolar el fantasma de una huelga de los jugadores por las intenciones de la LFP de querer jugar un partido liguero en los Estados Unidos, algo que nos hace retrotraernos al comienzo de la Liga 84-85, con la famosa huelga de futbolistas.

1984: Un polvorín

El verano de 1984 no solo estaba caliente por las temperaturas, sino también porque el fútbol español encaraba la temporada con varios problemas sobre la mesa. El gobierno socialista se había sacado de la manga, en marzo de ese mismo año, un decreto por el cual ningún presidente federativo podía presentarse a un cuarto mandato consecutivo. El decreto tenía el único objetivo de cargarse a Pablo Porta, entonces presidente de la Federación Española de Fútbol y al que Luis De Carlos, presidente del Real Madrid, había catalogado públicamente como enemigo de los blancos. Por otro lado, los clubes acumulaban gran cantidad de deudas (por aquel entonces ninguno era Sociedad Anónima) sobre las cuales demandaban ayudas incluyendo un mayor reparto sobre el dinero de las quinielas. También, un par de frentes los tenia abiertos la propia LFP (la actual LaLiga), uno con Radio Televisión Española (RTVE) acerca de la retransmisión de partidos y su precio, y otro con las radios, a las cuales le demandaba igualmente dinero por radiar los encuentros. Tampoco se quedaba fuera de las reivindicaciones la AFE, y para redondear el paisaje, el Banco Hipotecario amenazaba con ejecutar los créditos, impagados, concedidos a ocho equipos para las reformas de sus estadios con motivo del Mundial de España-82. Todo ello en vísperas de comenzar el campeonato, algo que sucedería con un Madrid-Barça en la primera jornada.

Tambores de huelga.

A finales de Agosto, la AFE realiza una asamblea en Madrid con varias reivindicaciones clave: la petición de una mejora en las prestaciones por parte de la Seguridad Social, cotizaciones más justas en Hacienda, regularización de la ordenanza laboral y que los clubes saldaran las múltiples deudas que tenían con los jugadores. Como el lector puede ver, eran reclamaciones que podían ser típicas de cualquier colectivo laboral y muy alejadas de los posibles problemas que tienen actualmente los jugadores profesionales. La Asamblea acabo con una decisión clara, avalada con fuerza por varios pesos pesados de los jugadores de Primera: la convocatoria de huelga para la segunda jornada de Liga siempre que la Asamblea de jugadores la validara en la siguiente reunión de septiembre. Incluso el madridista Ángel, secretario de la AFE, era partidario de una huelga indefinida dado que consideraban que no les habían dejado otra salida.

Antes de llegar la asamblea estaba programada la primera jornada, con el mencionado Madrid-Barça. Los blancos salían del bienio con Di Stéfano en el banquillo saldado con dos años en blanco, ya que De Carlos no quiso renovarle y se escudó en la finalización del contrato. Como sustituto pensó en Amancio, quien había llevado al Castilla a ganar la Liga de Segunda División, y junto a él únicamente incorporó a Jorge Valdano, el gran fichaje para la nueva temporada. La pretemporada fue buena: se obtuvieron los trofeos Concepción Arenal, Colombino, Festa d’Elx y el Santiago Bernabeu ante Feyenoord y Colonia, cayendo tan solo en el Ciudad de Barcelona por la mínima ante el Español.

Paseo azulgrana y la AFE va a la huelga

A Chamartin llegaba el Barça post-Maradona y con otro cambio en el banquillo: se marchaba el argentino Menotti y llegaba el ingles Terry Venables. Las sensaciones madridistas eran buenas, pero el rodillo azulgrana fue inapelable. La lesión de Valdano en el calentamiento propicio que la delantera la conformaran Pineda y Butragueño. En la primera parte, el Barcelona fue superior estrellándose en los postes, y el Madrid se benefició también de que no le señalaran un penalti en contra. Al inicio de la segunda parte, un autogol de Ángel despegaba a los culés ante un Madrid que nunca dio sensación de poder ganar el partido. En el tramo final, dos goles de Calderé y Archibald ponían un 0-3 en el electrónico que dejaba a los madridistas tocados desde el primer día de competición.

Tras la jornada llegaba la Asamblea de la AFE en Madrid, el lunes 3 de Septiembre, la cual se presentaba con múltiples adhesiones por parte de las plantillas de Primera División y en especial por los grandes jugadores. De primeras, la Asamblea fue un éxito de participación puesto que la práctica totalidad de las plantillas de Primera y Segunda, mas algunas otras de divisiones inferiores y futbolistas sin equipo, estuvieron presentes en el hotel Convención de Madrid, mas de 600 futbolistas se reunieron. La Asamblea se celebró sin Prensa, ya que los jugadores les acusaban de manipulación, aunque un periodista radiofónico logró colarse y fue expulsado tras ser identificado. Durante casi cinco horas los jugadores debatieron largo y tendido. Se expusieron ejemplos de la distinción con otros trabajadores ajenos al fútbol, como el caso del exmadridista García Hernández quien, en su paso de cinco meses por el Castellón estuvo obligado a tener que cotizar todo el año. Finalmente se llegó a la votación con un única pregunta en la papeleta: «Huelga, ¿sí o no?», añadiendo la fecha del 9 o del 30 de Septiembre si optaban por el sí. El recuento de las papeletas no dejó lugar a dudas ya que el 90 de los votos se decantó por la huelga y además, inmediatamente, al siguiente fin de semana. Sin perder un minuto, el asesor jurídico de la AFE redactó el escrito de huelga indefinida para presentarlo esa misma noche en los juzgados y que tuviera validez legal, al mismo tiempo que se estableció un Comité de Huelga al cual se incorporó el madridista Juanito. La huelga se planteó contra los clubes conforme a un listado de 10 puntos oficiales que formalizaban las exigencias, debido a que no se podía hacer contra la propia Administración ya que corrían el riesgo de que fuera declarara ilegal.

El decálogo de reivindicaciones de los huelguistas

La huelga cayó como una bomba. Desde la creación de la AFE en febrero de 1978 se habían sucedido varios intentos de huelga, pero tan solo en marzo de 1979 y en septiembre de 1981 habían conseguido parar la Liga. El anterior intento de marzo de 1982 fue un fracaso para la AFE, apenas un par de equipos llegaron al final entre ellos el Real Madrid, por lo que hubo cierta tranquilidad durante un tiempo. Los madridistas salieron contentos de la reunión de 1984, todos votaron a favor de la huelga y aquellos que hablaron ante la Prensa, caso de Miguel Ángel, Juanito o Ángel dejaron clara su postura. Éste ultimo fue bastante expresivo: «A nosotros nadie nos consulta nada. Del dinero de las quinielas no sabemos nada, se hizo un calendario a espaldas de los jugadores, llevamos en las camisetas una publicidad en la que no participamos para nada. […] Todo el mundo disfruta de la Navidad, nosotros somos como retrasados mentales ni se nos consulta».

Conocida la decisión el presidente madridista, Luis De Carlos, exponía sus preocupaciones acerca de la decisión, ya que pensaba que se ponía al fútbol español en la posición mas critica de su historia. Asimismo, temía la reacción del publico, aventuraba que podía ser muy peligrosa, al mismo tiempo que reconocía haberse reunido con la plantilla para exponer la postura oficial del club pero sin presionarles con la decisión a tomar. Por su parte el entrenador blanco, Amancio, no quiso hablar sobre la huelga y tan solo aclaró que él seguiría trabajando.

Martín Vázquez, Pardeza y el servicio militar

Con la convocatoria sobre la mesa, la pelota pasaba a los presidentes de los clubes, quienes dos días después se reunían. Estos no dieron su brazo a torcer y aprobaron que se jugaría la siguiente jornada de Liga de manera unificada el domingo a las seis de la tarde, utilizando para ello a los jugadores amateurs, juveniles y aquellos profesionales que no secundaran la huelga. Como base para no aceptar las reivindicaciones de los futbolistas, los clubes aducían que los verdaderos motivos no eran los que aparecían en la convocatoria oficial además de que, como las mayorías de las demandas presentadas por estos se encontraban reguladas por la Federación y reguladas por su Asamblea, donde tenia representación la AFE, no implicaba directamente a los clubes. Asimismo, los equipos amenazaban con que si la huelga era indefinida se retirarían de las competiciones europeas aquellos que estuvieran clasificados. A última hora de la tarde la AFE hacia público un comunicado donde exponía que el usar a juveniles vulneraria el derecho de huelga, así como pedía a los mismos que no se dejaran utilizar. ¿Y cómo se tomaba la huelga el Real Madrid? Oficialmente tan solo salio Martínez Laforgue, vicepresidente blanco, a decir que no se iba a tomar ninguna represalia contra los jugadores así como darles libertad de acción para que hicieran lo que mas les conviniera, al mismo tiempo que decían que la postura de los clubes había sido tomada por unanimidad y no se iban a echar atrás. Los jugadores sin fisuras iban todos a la huelga, incluidos los jugadores extranjeros pese a que ellos no formaban parte de la AFE. De puertas para adentro el club no estaba muy acuerdo con la huelga, pero dejaba libertad a los jugadores. Lo que sí prefería era que los jugadores blancos no fueran los que tomaran la iniciativa para evitar lo sucedido en 1982, cuando el resto de equipos dejó prácticamente solos a los blancos. Además molestó que Juanito, vocal de la AFE, hubiera formado parte del Comité de Huelga.

Los escasos días hasta el domingo de huelga fueron de intensas reuniones entre AFE, los clubes, la Liga y el CSD, pero con escaso éxito. El Madrid tenia un problema doble. Por un lado, el primer equipo viajaba a Gijón para enfrentarse al Sporting mientras que el Castilla, que estaba en Segunda, recibía al Barcelona Atlético, el filial azulgrana. A excepción de cinco jugadores del filial blanco que tenían ficha amateur el resto eran profesionales. El Madrid, en previsión de que no se desconvocara la huelga, optó por preparar al Juvenil A entrenado por José Antonio Grande para ir a Gijón, mientras Amancio pedía ayuda para el banquillo puesto que no conocía a ninguno de los jugadores. Para el Castilla se pensó algo similar, y puesto que por aquel entonces tenía su propio Juvenil A, serían los elegidos en caso que la huelga fuera hacia adelante. Los únicos que no podían hacer huelga de ambos equipos madridistas eran Martín Vázquez por el primer equipo y Pardeza por el filial, puestos que ambos estaban realizando el servicio militar y por tanto estaban bajo disciplina castrense. A los jugadores del Castilla con ficha amateur se les preguntó si querían jugar, pero decidieron seguir el camino de sus compañeros profesionales.

Finalmente la huelga siguió adelante y el Real Madrid viajó a Gijón con un combinado del Juvenil A y del Real Madrid Amateur, que jugaba en Tercera División. Al césped de El Molinón, con apenas 10.000 espectadores, el Madrid saltó con Canales, Eusebio, Mandia, Geni, Clemente, Fuentes, Salmerón, Fernando (Ortiz 77’), Bugallo (Hurtado 37’), Losada y Azcona, con la dirección de Amancio y Juan Gea, entrenador del equipo de Tercera. Enfrente, un Sporting juvenil a excepción de cuatro de ellos que estaban realizando el servicio militar. El partido en sí apenas tuvo historia y no pasará a la historia: 1-1 y siendo el madridista Azcona quien igualaría el gol del sportinguista Eloy. Por su parte el Castilla juvenil no fue rival para un Barcelona Atlético que se paseó por un Bernabéu con apenas 3.000 espectadores, goleando por 0-4.

El once del Real Madrid ante el Sporting el día de la Huelga de 1984 (foto Matilla – El Comercio).

La huelga fue éxito y apenas hubo jugadores profesionales sobre el césped en las tres principales categorías. Por contra, el público dio la espalda a los jugadores y pese a que como locales jugaron esa jornada Barcelona, Sevilla, Atlético o Valencia, la mayor asistencia fue en la Ciudad Condal con cerca de 20.000 espectadores, la mayoría abonados.

La afición da la espalda

El comienzo de semana no alteró la huelga ni para jugadores ni para clubes. Estos decidieron jugar la tercera jornada con juveniles al mismo tiempo que la mayoría de clubes cerraban las instalaciones, dado que los futbolistas seguían con la huelga y por ende no iban a ir a entrenar. Sin embargo no todo el fútbol se paró, puesto que los futbolistas ya habían indicado que solo harían huelga en partido oficiales pero no amistosos ni de la selección. El 11 y 12 de septiembre había programados varios encuentros homenaje a jugadores (Olmo y Artola en el Barcelona, Benito en el Real Madrid y Molinos en el Español). La asistencia fue paupérrima, apenas 5.000 personas en los partidos de Barcelona y 10.000 en Madrid. Mientras, el conflicto tenía un punto de inflexión con la reunión en el INEF de Madrid entre las partes con la mediación de la Dirección General de Trabajo, que hacía labores de árbitro para tratar los puntos no oficiales de la huelga. Este apoyó en parte las peticiones de la AFE y determinó que no se podía jugar con juveniles ni se podían cerrar las instalaciones aunque sí se podían suspender los contratos de los futbolistas. La tensión seguía. Discusiones, vueltas a la negociación, notas publicas por cada organismo… Todo seguía en el aire y los días pasaban sin ningún acuerdo por lo que la Liga acordó suspender la jornada en las tres categorías ademas de la jornada de Copa del Rey entre semana. El caos era generalizado, dándose casos de jugadores entrenándose en bosques y parques y teniendo que lavarse su propia ropa deportiva en casa. Aun así, los clubes que jugaban en Europa no quisieron exponerse a una dura sanción de la UEFA y optaron por presentar para dichos partidos a los jugadores profesionales o en su defecto con juveniles, dado que la UEFA sí lo permitía. Por su parte el Madrid seguía entrenando con la primera plantilla, los primeros días a menor ritmo pero intensificando las sesiones en vistas de jugar su compromiso europeo ante el Wacker Innsbruck.

Ante los austriacos el club decidió no cobrar entrada a los socios ni abonados, al mismo tiempo que la plantilla decidía públicamente aceptar la posición del club al jugar el partido, para demostrar que no solo perseguían con la huelga un único interés económico y además renunciaban a la prima que les tocaría en caso de eliminar a los austriacos. Entre medias el capitán madridista, el meta Miguel Ángel, daba su opinión. Recordaba que pese a la huelga que secundaban en ningún momento se habían negado a entrenar, así como creía un error el que otros clubes prohibieran entrenarse a los jugadores en sus instalaciones. Veía bien el jugar competiciones europeas con la primera plantilla y reconocía que el conflicto estaba en un callejón sin salida en parte por intereses personales de las partes.

En estas llegó el partido europeo el 19 de septiembre y el Madrid, que fue recibido con algunos pitos, goleó sin problemas al Wacker por 5-0. Ese mismo día, y tras una jornada maratoniana, la AFE, la Liga y el CSD firmaban la paz con lo que se desconvocaba la huelga. Ninguno de los implicados habló de victoria y todos se congratulaban de haber llegado a un acuerdo, aunque la AFE se sentía vencedora moral al conseguir varias de las demandas en litigio. El caos dejo rápidamente paso al fútbol, y es que todas las partes querían jugar cuanto antes para reconciliarse con el publico que era al fin y al cabo el gran perjudicado de todo lo sucedido y el que mantenía con su dinero el entramado futbolístico. Apenas tres días mas tarde el Madrid viajaba a Sevilla con el primer equipo. La pelota volvía a rodar.

Los acuerdos que sellaron el fin de la huelga de 1984
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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.