Un relato pobre y efímero

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Los escribidores del relato oficial del Real Madrid durante esta etapa tan lustrosa en lo deportivo tendrán muchas cosas, pero de perspicacia, lo que se dice de perspicacia, no van muy sobrados. Anoche, tras el tremendo revolcón que se llevó el Real Madrid en Nervión, el discurso de echarle la culpa al empedrado salió a colación ya en el descanso. «El Sevilla ya ha hecho su partido esta Liga, a ver si se motiva igual contra el Huesca» (ndr: ponga usted aquí el nombre del equipo que le dé la gana salvo Madrid, Barça o Atlético).

Es un relato tan absolutamente pobre, tan carente de coherencia y de fundamento, que pasa de largo que es un discurso efímero, tanto que no dura ni un segundo en la cabeza de las personas medianamente inteligentes, aunque los embaucadores de serpientes en su labor de zapa insistan en machacar la idea y algunas buenas personas hayan caído en la tentación de repetir los mantras como si fuera el discurso de un dictadorzuelo ante su gente, han cantado gente.

Sí, el Sevilla salió hipermotivado contra el Madrid, como absolutamente cualquiera que juegue contra el mejor equipo de todos los tiempos y, para colmo, con el agravante de ser considerado también el mejor equipo de los tiempos actuales. Como para no motivarse. Pero es que el discurso, que se aplica para todos los equipos que se miden al Madrid y osan competir en vez de rendirse añadiendo un «hacemos internacionales a todos los porteros a los que nos enfrentamos», no se usa de igual modo hacia uno mismo.

Quizás, el Madrid tiene un serio problema porque se hipermotiva en Champions y luego, ay, se la trae al pairo la Liga. Pero eso es chachifetén y hay que aplaudir a rabiar a los muchachos, con lo que nos han dado. Eso sí, si el Sevilla se hipermotiva contra el Madrid y luego, ay, se la trae al pairo el Huesca, es que son muy malos. Lo mejor para estos casos, dos platos de Ceregumil. Sin agua ni nada.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.