KAS 1 – 3 RM: Aburre como una ostra, pica como un galés

Tres goles de Bale, con dos asistencias de Marcelo, despiertan a los blancos de la siesta en Abú Dabi. El sábado a las 17:30, la final del Mundial de Clubes, ante el Al-Ain.

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Es el Madrid de esta temporada, el de la campaña 2018-2019. Ha perfeccionado el lema por el que se hizo conocido Cassius Clay aka Muhammad Ali, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos: «Flota como una mariposa y pica como una abeja». El Madrid de Solari aburre como una ostra y pica como un galés. Como un galés melenudo, Bale, que la goma que recoge esa especie de palmera tan a juego con Abú Dabi ayer se rompió y desparramó una pelambrera digna de Los Chunguitos, o de El Vaquilla. Tres goles del británico rescataron del tedio a un equipo que sigue siendo igual de plano que en los últimos tiempos, pero que recuperó el gol, al menos por un partido.

Un partido raro, tedioso, de esos tan pesados que acostumbra a despachar este Real Madrid. Comenzó bajísimo de pulso ante un Kashima que en los tres primeros minutos dispuso de dos ocasiones, una de ellas abortada con un paradón de Courtois, se fue recuperando aunque sin alharacas hasta que se alcanzó la media de partido, porque Modric y Kroos siguen a un tono impropio.

A partir de ahí, el físico japonés se vino abajo. El Madrid presionó algo más entonado, aunque permitió una nueva ocasión nipona abortada de nuevo por Courtois, pero comenzó a aprovechar la tremenda endeblez japonesa por el costado izquierdo del ataque de los de Solari. Marcelo, muy desafortunado en el pase, logró conectar con Bale justo al filo del descanso y ahí murió el partido: el galés no falló y el partido murió, porque los japoneses decidieron comenzar su particular ritual del seppukku para acabar con un harakiri ante toda la audiencia mundial.

En dos minutos, los que van del 53 al 55, encajó dos nuevos goles, de nuevo materializados por el galés. El primero grotesco, tras dos fallos indignos de un equipo profesional y que dejan a Karius en Kiev a la altura de Yashin. El segundo, tras otra asistencia de Marcelo y un buen zurriagazo. Bale cogió sus bártulos tras redondear el hat-trick en nueve minutos de juego y se marchó a reposar pensando en la final del sábado.

No hubo mucho más en el partido, salvo que el Madrid volvió a dejarse ir y le permitió un gol a los japoneses. Benzema anduvo enchufado al principio, cuando el Madrid lucía más gris, pero los tres goles de Bale y las dos asistencias de Marcelo opacaron su actuación. Los pichabrós Asensio e Isco dispusieron de algunos minutos, pero con ellos sobre el campo el Madrid volvió al terraplanismo habitual. Para colmo, Asensio se lesionó y duró 14 minutos sobre el campo, así que es duda más que razonable para el partido ante los árabes. Esa será otra historia.