BET – RM: Una cantimplora, por favor

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No hace falta ser un lince ni ponerse al microscopio para diseccionar el Betis-Real Madrid que esta noche (20:45, Movistar Partidazo) se disputa en Heliópolis. Un equipo, el local, que juega muy bien en el medio pero que tiene unos problemas acuciantes para marcar gol. Otro, el visitante, que juega bastante mal y que no parece tener plan, pero que tiene tanta calidad en su plantilla que los goles se le deberían desparramar en cada partido, aunque no es así. Es el partido del desierto, una cantimplora por favor: dos equipos muertos de sed a los que cada gol les da la vida, 21 goles en 18 partidos los de Setién, 26 los de Solari.

Hay más, claro. Porque a dos ataques poco contundentes se suman dos defensas extraordinariamente frágiles. El Madrid debería estar patrocinado por Cáritas, porque ha encajado 23 tantos en Liga hasta el momento, una barbaridad. El Betis (¡el Betis!) sólo dos menos: 21. Los de Solari acuden, además, apremiados por el horroroso estreno liguero de 2019 y con el carrito de las ausencias, entre lesiones y sanciones, repleto: Courtois, Kroos, Llorente, Asensio, Bale y Lucas Vázquez. Y quizás, a falta de convocatoria, de Mariano e incluso del griposo Vinicius.

No hay margen para mucho más si el equipo blanco, vigente tricampeón de Europa, quiere evitar un desplome catastrófico. Ganar hoy le permitiría recuperar el cuarto puesto liguero, el que da acceso a Champions, pero no hacerlo comenzará a elevar el nivel de histerismo a máximos. Y con razón, además. Hasta ahora, los blancos han cosechado sólo once puntos de los 27 que han disputado a domicilio, unas cifras más adecuadas para un equipo que busca la salvación (el Villarreal lleva 10, 9 el Athletic) que para uno que a priori estaba diseñado para deglutir títulos como quien se toma un café.

Es día, parece, para Isco. Con todas las bajas acumuladas en el centro del campo, el malagueño apunta a claro titular en el Villamarín. Debería ser su día, si aún tiene ganas de reivindicarse sobre el campo, de rebelarse ante lo que considera injusto, si aún corre sangre por sus venas. El día de demostrar si Isco puede ser realmente importante o si no va a pasar de ser un buen jugador para el fondo del armario. Meter en el mismo saco a Vinicius y a Brahim, dos pipiolos, no es precisamente una buena idea: aún les queda un largo proceso de cocción.