Pues ya no hay dudas, no. La Copa del Rey se ha convertido en la bala en la recámara para el Real Madrid, visto lo visto en las demás competiciones. Si para alcanzar la Liga el conjunto blanco necesita no sólo que le regalen una pistola, sino además que le quiten la suya a un par de adversarios, y si para conquistar la Champions los de Solari andan buscando un fusil de francotirador para intentar pegarle a la orejona por cuarta vez consecutiva, el Campeonato de España, la Copa, está ahí. Quedan cinco partidos, uno de esos esfuerzos cortos que, dicen, esta plantilla tan bien sabe administrar. El primero es esta noche (21:30, BeIn LaLiga) ante el Girona.
Hay tantos lesionados, recién salidos de lesión y jugadores que necesitan un respiro por su fragilidad física que el once que pueda alinear hoy Solari es poco menos que un misterio. Pero parece que rotará poco, más aún porque el Sevilla pareció despejar (ese 2-0 hay que refrendarlo) un poco el camino. El Girona, que lleva una racha espantosa de ocho partidos consecutivos sin conocer la victoria, sí que rotará: se quedarán fuera Portu, Porro, Borja García… Casi toda su gaseosa atacante, aunque Stuani apunta a titular.
En el Madrid, Varane y Modric empezarán desde el banquillo, porque en enero, casi febrero, aún arrastran el cansancio del Mundial del verano pasado, aunque parecen al fin ver la luz al final del túnel, y poco más. Solari no se fía, ve en esta competición la posibilidad de enganchar un título y, por qué no, con ello conseguir aguantar un año más en el banquillo blanco. Así que casi toda la leña irá a la hoguera. Vuelven a la convocatoria un Kroos que, quién lo diría, nadie ha echado de menos durante su ausencia y Llorente. Normalmente ambos tendrán minutos en la segunda parte. Isco está, pero no está, y a lo mejor hay alguien que le espere, pero desde luego no es Solari. El vía crucis del malagueño no tiene pinta de que vaya a terminar precisamente hoy, se hable o no se hable con Sergio Ramos.
