Pahiño, un madridista en rojiblanco

0
Pahiño con Molowny, los dos con la camiseta del Atlético en 1949
-publicidad-

Uno de los morbos del derbi de hoy entre Real Madrid y Atlético será el recibimiento de la hinchada rojiblanca a Morata y cuál sera la reacción de el delantero en el caso de marcarle un gol a su ex quipo. Con los ecos de la llegada del ex madridista al Metropolitano, y sus posteriores revelaciones de ser mas rojiblanco que el palo de la bandera, hemos querido recordar aquellos jugadores madridistas que se han pasado al bando contrario. Sin embargo, esta vez lo haremos de manera distinta dado que no hablaremos de traspasos, sino de aquellos jugadores que han sido rojiblancos por unas horas, varios días o incluso meses, pero siempre perteneciendo a la disciplina madridista. ¿Que cómo es eso posible? La lista es variada, pero ahí va un ejemplo.

Cuando el futbol era deporte y no un negocio, el futbolista que finalizaba su carrera tenía que ser previsor y pensar en su futuro lejos del terreno de juego. Si todo le iba bien entre ahorros, réditos de las inversiones o negocios propios, podía vivir tranquilamente. Otros por su parte habían cursado estudios y tenían un futuro planificado en la empresa privada. Como quiera que esto no era algo seguro o que igual uno no tenía buena suerte con el dinero, a determinados jugadores que habían sido símbolos de los equipos se les solía realizar un partido homenaje y se les gratificaba con los beneficios del ese encuentro. Esto que hoy nos puede parecer extraño fue norma habitual durante muchas décadas en el futbol español.

Para que el partido fuera un éxito se intentaba siempre traer un equipo rival con tirón entre el aficionado. Con el paso de los años se fue alternando los combinados nacionales con equipos europeos y finalmente suramericanos, a los que el aficionado solo podía ver en raras ocasiones. Generalmente el homenajeado también aprovechaba para hacer un llamamiento a determinados jugadores rivales a los cuales les pedía que jugaran con él ese día, y en muchos casos poder cumplir un sueño o un deseo. En el caso del Real Madrid los jugadores homenajeados no llegan a la treintena en toda su historia. Pirri y Benito en la década de los 80 y Camacho, Juanito, Butragueño y Hugo Sánchez en los 90, han sido los últimos que han tenido este privilegio.

Cuando este tipo de partidos sucedieron en el Atlético, varias veces han sido los madridistas los que han atendido las peticiones de los homenajeados para vestirse la zamarra rojiblanca y jugar con ellos. Quien se lleva la palma es este caso es Manuel Fernández ‘Pahiño’, que jugó dos amistosos y un partido oficial con el Atlético de Madrid siendo parte de la plantilla madridista.

Tres partidos con el Atlético

El primer partido fue en diciembre de 1948, cuando las buenas relaciones entre las directivas del Real Madrid y Atlético de Madrid propiciaron que Pahiño jugara como refuerzo rojiblanco en el partido homenaje a Germán, quien tras ocho años en el Atleti había vuelto a su Santander natal para finalizar su carrera. El rojiblanco por un día se compenetro de tal manera con los del Metropolitano que acabo marcando dos goles en la victoria madrileña por 4-0. Nuevamente fue reclamado Pahiño para jugar con el Atleti un año después. En diciembre de 1949 se le tributó en el Metropolitano un homenaje a Alfonso Aparicio, el jugador rojiblanco con mas títulos de Liga, al cual fueron invitados los madridistas Molowny y Pahiño, y cuya foto ilustra esta entrada. El canario jugó los 90 minutos causando gran impresión, mientras que el gallego jugó la segunda parte marcando uno de los goles de la victoria rojiblanca por 4-1 ante el Palmeiras brasileño. Como quiera que no hay dos sin tres, Pahiño volvió a jugar un nuevo partido con el Atlético, pero en esta ocasión de una competición oficial.

Pahiño, agachado, el tercero por la izquierda

La II edición de la Copa Latina tuvo lugar durante el mes de junio de 1950 en Portugal. Era un trofeo organizado por las Federaciones Italiana, Española, Francesa y Portuguesa, el cual jugaban los respectivos campeones de Liga de cada Federación. Ese año coincidió con el primer Mundial tras la II Guerra Mundial, que iba a tener lugar en Brasil. Como quiera que este empezaba apenas dos semanas después de la Copa Latina, la convocatoria de jugadores para Brasil dificulto el que algunos equipos participantes en el torneo pudieran llevar sus plantillas al completo. El campeón de Liga italiano rehusó participar por la Copa del Mundo y el puesto corrió hasta el cuarto clasificado, la Lazio. Portugueses y Franceses, representados por Girondins y Benfica, no tenían ese problema puesto que sus combinados nacionales no disputaban el Mundial, no así los españoles, que si viajaban a Brasil. El vigente campeón de Liga era el Atlético que se encontraba con serias bajas entre lesiones y jugadores convocados para el Mundial, por lo cual el presidente rojiblanco Cesareo Galíndez pidió ayuda a la Federación para que ésta le autorizara a pedir refuerzos a otros clubes, en calidad de cedidos. Los rojiblancos se apoyaron en el Real Valladolid y en el Real Madrid para pedirles prestados a Babot y Lesmes a los pucelanos y a Olmedo y Pahiño a los madrileños, por lo que finalmente los cuatro se enrolaron en la convocatoria rojiblanca rumbo a Lisboa.

Lo cierto es que Pahiño llegaba en buen momento de forma. Unos días antes el Madrid en Chamartín había derrotado al Hungaria de Kubala por 4-2 y Pahiño había marcados los cuatro goles madridistas. Sin embargo, la semifinal de la Copa Latina ante el Girondins de Burdeos fue otro cantar. Un Atleti muy mermado físicamente y con un equipo mezcla de titulares, suplentes y cedidos, no fue capaz de de derrotar a los franceses. Consiguió mantener un empate 2-2 hasta los instantes finales donde dos contraataques galos acabaron poniendo el 4-2 final en el marcador. Olmedo jugo el partido completo, no así Pahiño que resulto lesionado y no salió en la segunda parte. El partido por el tercer y cuarto puesto no lo jugó Pahiño, aunque si Olmedo, que colaboró en la victoria rojiblanca por 2-1 ante la Lazio.

Pahiño, el goleador con acento gallego

¿Y quien era Pahiño para que el eterno rival se fijara tanto en él? Nacido en enero de 1923 cerca de la playa de Samil (Vigo), destacó rápidamente en sus inicios en el Deportivo de Coya y el Rápido de Bouzas hasta que el Celta llamó a su puerta y no se lo pensó dos veces. Debuto con el Celta en el viejo Metropolitano ante por el aquel entonces Atlético-Aviación en un tarde para no recordar por la abultada derrota: 7-0, preludio del año que no fue bueno para el Celta ya que descendió a Segunda. La estancia en la categoría de plata fue efímera puesto que ascendió nuevamente tras una promoción ante el Granada en el Metropolitano. Allí Pahiño dio muestras de su carácter y su dureza, puesto que tras una entrada de un rival se fracturo el peroné. Como quiera que en aquellos tiempos el futbol era de otra manera, se vendó la pierna y siguió jugando toda la segunda parte e incluso marco su segundo gol del partido. No fue hasta su llegada a Vigo cuando se le practicó una radiografiá y se comprobó el alcance real de la lesión.

Tras la recuperacion retornó el mejor Pahiño. En las siguientes dos temporadas en el Celta comenzó a marcar goles en mayor cantidad y luchó por el trofeo de máximo goleador con históricos del futbol español como Zarra, Araujo, Mundo, Lángara o Pruden. Sin embargo no se sentía del todo valorado y en el verano de 1947 pidió al Celta irse del equipo por considerarse mal pagado, al mismo tiempo que escribía una carta al Sevilla, Valencia y Real Madrid para ofrecer sus servicios. Mientras los sevillanos declinaron el ofrecimiento y los valencianos preguntaron por las condiciones que pedía, los madrileños hicieron caso omiso. A la directiva viguesa no le sentaron bien las peticiones del delantero y le declaró en rebeldía al mismo tiempo que le apartaba del equipo, le prohibía entrenar en Balaidos y le dejaba vendido con declaraciones publicas poniéndole en contra a la afición de Vigo. Finalmente en la previa del comienzo de la Liga ambas partes se sentaron y llegaron a un acuerdo. El primer partido liguero ante el Athletic Club lo celebro con dos goles demostrando lo que valía. El resto de la temporada no desmereció al primer partido y llego al final de la temporada siendo el Pichichi de Primera División con 21 goles en 22 partidos. En el torneo de Copa mas de lo mismo, el Celta llego a la final en Chamartín, donde caería ante el Sevilla, con Pahiño marcando nueve goles en nueve partidos.

Entre medias también le da tiempo a debutar con España en Zúrich donde, cómo no, marca un gol en el 3-3 final. De aquel partido siempre se menciona lo que sucedió en la previa en el vestuario. Eran aun los tiempos de la furia española y un mando militar que iba en la expedición a Suiza arengo en la caseta pidiendo cojones y españolia a los jugadores en el cesped, a lo que Pahiño según la fuente, sonrió irónicamente o hizo una mueca que no gustó al mando militar, lo que a la postre siempre se dice que le perjudicó en su futuro como selecionable. No entraremos mucho en este tema, puesto que ya lo haremos en otro reportaje en el futuro.

Pahiño y Miguel Muñoz, en su etapa en el Celta.

Al final de la temporada, la carta que mandó Pahiño al Real Madrid, que en primera instancia no fue tenida en cuenta, sí tuvo contestación pero dirigida a los responsables del club vigués y pidiendo precio por Pahiño y Miguel Muñoz. Finalmente ambos acabaron fichados por el Real Madrid y comenzaron de blanco la temporada 48-49. Los principios fueron duros, apenas tres goles en nueve partidos, y Pahiño hablo con Pablo Hernández Coronado, secretario técnico madridista, viendo que las cosas no le estaban saliendo bien. La respuesta de este eliminó las dudas del ariete: «Lo que a mi me importa es que gane el Madrid marque quien marque. Usted está jugando bien, no tengo queja». La confianza llegó y en las siguientes nueve jornadas marco trece goles. Finalmente Pahiño jugaría durante cinco temporadas en el club dando un rendimiento muy alto: en ninguna de las temporadas bajó de 20 goles e incluso fue Pichichi en la temporada 51-52 con 28 goles en 27 partidos.

Sin embargo, los goles del vigués no se vieron correspondidos con éxitos sobre el terreno de juego y el Madrid no logró en esos años ningún titulo pese a contar con varios cambios de entrenador: Keeping, Albeniz, Scarone e Ipiña. Formo pareja con grandes delanteros como Molowny, Barinaga, Narro, Olsen o Joseito y siempre siendo el máximo goleador del equipo. El triunfo mas importante lo conseguiría con la victoria en la Pequeña Copa del Mundo de Caracas, donde se enfrentaría al La Salle, al Botafogos y al Millonarios, equipo este ultimo de un tal Alfredo Di Stéfano que probaría fortuna a partir de 1953 en el Real Madrid. Sin embargo ambos jugadores no coincidirían en la misma plantilla puesto que en el verano de 1953 terminó contrato el gallego. El club le ofreció la renovación por un año, algo habitual para jugadores en la treintena, pero Pahiño pedía tres. Bernabéu le volvió a ofrecer unicamente un año con una buena cantidad de dinero, pero Pahiño veía que tenia gasolina como para seguir mas años y quería asegurarse un contrato mas largo.

Pahiño marcó así el cuarto gol del Real Madrid en un partido ante el Murcia en la campaña 50-51

Vista la diferencia de criterio vio la posibilidad de irse al Atleti, cosa que no agradó al Madrid, y como el club blanco podía ejercer el derecho de retención, Pahiño al final optó por volver a su tierra, aunque al Deportivo. Por si acaso el Madrid forzó una clausula en el traspaso por la cual el Deportivo no vendería durante la temporada en curso al ariete. ¿Cómo hubiera sido una delantera madridista con Molowny, Olsen, Joseito y Di Stefano? Nos quedaremos siempre con la duda. En el Deportivo formaría equipo con Luis Suárez y Arsenio Iglesias y se tomaría su pequeña venganza cuando con 32 años marcaría los dos goles de la única victoria deportivista en Liga en el Bernabéu hasta 2004. Tras los tres años en el Depor seguiría jugando un año mas en el Granada donde se retiraría con 32 años. Aun hoy sigue siendo el 9º máximo goleador en la historia de la Liga con 212 en 278 partidos.