Del 1-2 al 6-1: los primeros Madrid-Barcelona en Chamartín

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Equipo madridista que goleó 6-1 al Barcelona.
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Llega este fin de semana un nuevo Clásico, palabra ajena al futbol español durante décadas y de un tiempo a esta parte usada hasta la saciedad. Un encuentro con el cual se ‘parará’ el mundo ante el enésimo partido del Siglo. Como quiera que mandan las televisiones en las fechas y horarios, este año han querido programarlo antes del tramo final de la Liga en busca de mayor audiencia, debido a una esperada igualdad de ambos equipos en la clasificación. Sin embargo el devenir madridista en el torneo ha dejado este partido como un punto sin retorno: si ganan los blancos se pondrán a seis puntos con la esperanza intacta; si pierden, sera el adiós definitivo al titulo, un golpe duro tras la derrota copera entre semana. Como el lector ya sabe, en estas paginas no solemos hablar del pasado mas reciente sino que buscamos en la hemeroteca para ir recordando la historia mas lejana del club. Hoy vamos a irnos a los dos primeros Madrid-Barcelona jugados en el actual Chamartín para recordar la primera derrota y la primera victoria madridista en el campeonato liguero, preludio esta última de una formidable racha que se antoja imposible de igualar. Ademas, como quiera que el futbol no sólo son las estrellas consagradas, hablaremos de un futbolista de los de a pie, que jugó en el Real Madrid en aquellos años de tiempos oscuros en los cuales el Madrid no ganaba títulos, por lo cual algunos tratan de arrinconar esta etapa.

Para empezar, derrota

El Madrid estrenó nuevo estadio en diciembre de 1947, de lo cual ya hablamos en este espacio hace un tiempo, un par de meses después de haber recibido la visita culé esa misma temporada en el destierro obligado del antiguo Metropolitano. Por este motivo, la primera visita azulgrana al nuevo Chamartin acaeció en septiembre de 1948, cuando el sorteo deparo que ambos se enfrentaran en la segunda jornada liguera. El Madrid venia de un año horrible, tanto que se había salvado del descenso en la ultima jornada derrotando al Real Oviedo. Durante el verano hubo una pequeña revolución en la plantilla, con la salida de mas de diez jugadores y la incorporación de varios fichajes, siendo los mas destacados los celtistas Miguel Muñoz y Pahiño. El calendario deparó muy pronto la visita del actual Campeón de Liga, pero además en las siguiente tres jornadas tocaría enfrentarse a Valencia, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao. Todos los grandes rivales sin apenas haber llegado a noviembre. Tras vencer 1-2 en Sabadell la semana anterior, en horario taurino de las cinco de la tarde comenzó el partido entre los grandes rivales con dos grandes goleadores frente a frente: Pahiño por los madridistas y César por los culés.

Bañón, Clemente, Azcarate, Muñoz, Pont, Narro, Macala, Olmedo, Pahiño, Barinaga y Vidal conformaron el once del inglés Alexander Keeping del primer Madrid-Barsa en el actual Bernabéu. El juego de los blancos había mejorado mucho respecto al año anterior y esto se notó en un partido en el cual dispusieron de grandes ocasiones que no llegaron a fructificar en goles. El Barcelona, por su parte, supo sacar rédito de sus jugadas y de la suerte. El disparo de Florencio tras un mal despeje de la zaga blanca no fue atajado por Bañón con firmeza, lo que hizo que se le escapara por debajo del cuerpo entrando mansamente en la portería. Con la ventaja adquirida el Barcelona plantó un muro frente a su portero, Velasco, lo que inmovilizó al ataque madridista. Para colmo, al poco de comenzar la segunda parte, Basora conseguía el 0-2 que prácticamente dejaba cerrado el partido. El Madrid lo siguió intentando y Barinaga logró recortar distancias pero el partido finalizó 1-2.

El marcador de Chamartín: antiguamente el equipo visitante aparecía en primer lugar, por cortesía.

Tras el Barcelona, el Madrid tocó con los siguiente rivales todos los palos: empató 4-4 en Mestalla, perdió en casa 1-2 con el Atlético y ganó 2-3 en San Mames. Tras ello se recuperó y durante varias jornadas llegó a ser líder en solitario, pero tras un horrible tramo final, con cuatro derrotas en cinco partidos, cedió el liderato a un Barcelona que a la postre repitió titulo liguero.

Histórico 1949: 6-1

Para la temporada 49-50 la dirección técnica madridista siguió confiando en Keeping, a tenor de la mejoría del año anterior. En los habituales cambios veraniegos dejaban el club el capitán Ipiña y el delantero Chus Alonso, mientras que llegaban al equipo dos jugadores que a la postre serian muy recordados por la hinchada: Juanito Alonso y Joaquín ‘Fifo’ Navarro. El calendario deparó nuevamente un Madrid-Barcelona muy tempranero, a mitad de septiembre. El Madrid comenzó con una de cal y otra de arena: victoria 4-2 ante el Sevilla y derrota 3-0 en Riazor ante el Deportivo. El Barcelona llegaba igual: derrota en San Mames y goleada 10-1 al Nastic. Mientras que el Barcelona jugo en Madrid con los mismos que habían goleado al Nastic, el Real planteó una revolución, con siete jugadores distintos a los que jugaron en Riazor. Adauto, Azcarate, Pont, Navarro, Muñoz, Narro, Malaca, Olmedo, Pahiño, Molowny y Cabrera saltarían finalmente a Chamartín para enfrentarse al equipo barcelonés. El partido se le puso francamente bien al Madrid en apenas cuatro minutos: primero gracias a un mal despeje de la zaga azulgrana que, tras pasar el balón por Molowny y Olmedo, acabo en los pies de Pahiño que lo alojo en las mallas. Poco después otro centro de Macala que Cabrera remata sin oposición sube al marcador. Algunos hinchas estaban aun acomodándose en su asiento y el Madrid ya ganaba por 2-0. Quizás el verse abajo tan rápido dejo a los culés sin reacción, pero es cierto que el equipo que había marcado 10 goles en la jornada anterior nada tenia que ver con éste. El Madrid logró frenar al mejor de los visitantes, Basora, por lo cual la acción ofensiva de estos fue limitada. El transcurrir de los minutos no cambio el partido y el Madrid, jugando como un equipo, no tenía rival ante un Barsa muy limitado, al cual tampoco le sonrió la suerte en un par de ocasiones que tuvo. Antes del termino de la primera parte Pahiño marcaría el tercero, cuenta que se incrementaría en la segunda parte con otros tres goles en apenas ocho minutos, obra de Macala por dos veces y Pahiño. El Barsa logro el gol de la honra cerca del final y solamente tras un fallo de Adauto, al cual se le escapo el balón tras un disparo de Gonzalvo III. 6-1 para los blancos.

Equipo madridista que goleó 6-1 al Barcelona en la temporada 49-50.

Aquel 6-1 final es histórico por varios motivos. Es la última vez que en Liga el Madrid le ha marcado 6 goles al Barcelona en Chamartin. Lo más cercano han sido un 5-1 y un 5-0 en la década de los 50, y la famosa manita el año de la Liga de Valdano. También este 6-1 fue el preludio de una racha que difícilmente volvamos a ver repetida, en la cual el Madrid encadeno 16 victorias seguidas ligueras contra el Barsa, cortándose la racha en diciembre de 1965 cuando el Madrid Yeyé perdió 1-3. En este partido, aunque se dio el debut oficial de un jugador del cual hablaremos en otra entrega (Joaquín Navarro), nos queremos centrar en uno de los delanteros que marcaron en el partido. De Pahiño ya hablamos hace poco por lo que hoy recordaremos al futbolista que hizo un doblete al conjunto culé aquella tarde: Macala. Puede que no sea un jugador conocido pero la historia del club la han escrito desde el que ha disputado mas de 700 partidos oficiales a un eterno suplente pasando por el equipo juvenil que jugó en la huelga de 1982 o aquellos que estuvieron en plantilla en las décadas en las cuales los títulos brillaban por su ausencia, como éste es el caso.

Macala, el hijo del pelotari

Cándido Gardoy Martín, conocido como Macala, era hijo de un conocido pelotari vasco del cual heredó el apodo. Nació en Barcelona en 1921, cuando su padre apuraba sus últimos días de carrera deportiva, por lo cual al poco tiempo retornó la familia al País Vasco. Pese a la tradición familiar, el destino le llevo por otro tipo de pelota y tras jugar en el Colegio de los Agustinos y los Maristas, acabó fichando como profesional por un Athletic de Bilbao falto de jugadores tras la Guerra Civil. De rojiblanco en la temporada 39-40 pasó al blanquiazul del RCD Español para la 40-41 debido a un motivo de peso: tras el fallecimiento de su padre su viuda quiso retornar a su tierra. Macala le acompañó y en el Español estaría tres temporadas. De allí cedido a un Zaragoza que estaba en Segunda, donde no cuajó una buena temporada, y al final de la campaña consiguió la libertad perica para cambiar de aires con destino al Hércules de Alicante donde en tres temporadas le dio tiempo a saborear la dulzura de un ascenso a Primera y la amargura de un retorno a Segunda. Su última campaña en Alicante, la 46-47, fue la mas goleadora hasta ese momento con 13 goles en 28 partidos. Gracias a una clausula que tenia firmada en su contrato quedo libre al descender del equipo, lo que hizo esquivar el tan temido derecho de retención. En esos momentos su carrera que había comenzado en un equipo grande para acabar en Segunda División con 27 años, dio un vuelco inesperado cuando menos se lo esperaba: en agosto de 1947 comenzaba la pretemporada con el Real Madrid.

Macala, el 22 de septiembre de 1947 (foto EFE)

Gran culpa de aquello lo tuvieron Echaniz y Quinconces, quienes vieron en él cualidades para dar el salto nuevamente a Primera. Macala era un extremo derecho puro, negado con la zurda, aunque a veces había desempeñado el puesto de delantero centro y que dentro de la típica delantera de cinco hombres era un gran complemento, aunque no un goleador al uso. Prueba de ello fue su primer año en el Madrid, donde unicamente marco un gol en los 15 partidos que disputó. Jugó el primer tercio de la Liga al completo, pero tras la goleada recibida (5-0) en el Metropolitano, el propio jugador reconoció que no se encontraba al cien por cien, por lo cual habló con Jacinto Quiconces, a la sazón entrenador de la plantilla esa temporada, para sincerarse. Macala salió del equipo y solo volvió en el tramo final de la temporada para jugar la Copa y la final de la Copa Eva Duarte, que a la postre seria el único titulo oficial que conseguiría en su carrera.

Macala, Miguel Muñoz, Pahiño, Molowny y Narro, en un partido ante la Real Sociedad.

Macala jugaría tres temporadas más en el club, hasta su salida en el verano de 1951. Sin llegar a ser un titular indiscutible sí estuvo siempre como recambio disponible y efectivo. No hay que olvidar que compitió con Pahiño, Cabrera, Molowny, Montalvo y Barinaga, entre otros, por un puesto en la delantera durante aquellos años. Disputaría en total 70 partidos oficiales marcando 18 goles, así como bastantes amistosos. De estos últimos vamos a recordar el que jugó a comienzos de junio de 1949 a beneficio de la Asociación de la Prensa de Madrid. Como rival se eligió al Fulham, que visitó en el estadio de Chamartín a un combinado de jugadores del Madrid y del Atleti. Por parte madridista jugaron Bañón, Azcarate, Mariscal, Navarro, Narro, Macala y Pahiño; por parte rojiblanca, Riera, Ben Barek y Escudero, junto al invitado vasco del Bilbao, Panizo. La victoria madrileña fue sin paliativos por un rotundo 4-0, todos del ariete rojiblanco Escudero. Como estímulo para los jugadores, desde la Asociación se decidió gratificar con un reloj de oro al jugador más valorado por el publico durante el partido. Para ello tenían que votar en las redacciones de los periódicos y en los locales de la Asociación. Pese a los cuatro goles de Escudero saltó la sorpresa y con más de 30.000 votos efectuados, la tercera parte de los mismos se fue para Macala, que se alzo con la victoria.

Asimismo, en esta campaña rozó la internacionalidad, ya que después de jugar varios partidos de preselección fue convocado para el partido que España jugo en Chamartín ante Italia en marzo de ese mismo año. Sin embargo el seleccionador, Guillermo Izaguirre, decidió finalmente que no saltara al campo permaneciendo en el banquillo durante el partido. En el verano de 1951 abandonaría la disciplina blanca para jugar un par de años en el Racing de Santander, donde coincidirá con unos jóvenes Marquitos y Gento, antes de finalizar su carrera en la Gimnástica de Torrelavega en 1954.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.