Se acabó el ciclo, el cuatro de cinco. Este proyecto, como se intuía desde hace tiempo, está agotado y el Ajax demostró con un bofetón histórico en el Bernabéu que el todavía campeón de Europa, porque lo será hasta el Wanda, es apenas un recuerdo de lo que fuera un equipazo. Los ajacied trituraron al Real Madrid (1-4) en un partido en el que fueron muy superiores a un Madrid que corrió como pollo sin cabeza, maniatado por un pésimo Solari. El Madrid regresa a hace nueve temporadas: en marzo, eliminado en octavos en Europa y sin ninguna competición que pelear. El Madrid vuelve a la casilla de salida. Es un Real Dramadrid.
La inmensa mayoría del madridismo, excepto el palmerismo, llevan dos años advirtiendo de que la calidad de la plantilla ha ido menguando año tras año. Con la salida de Ronaldo, esa merma adquirió tintes dramáticos, y en seis días aciagos, con tres derrotas consecutivas en el Bernabéu cayendo eliminados de Copa y Champions y despidiéndose del título de Liga, se ha demostrado que los agoreros tenían razón. Un gol a favor, ocho en contra en esos tres partidos. Algo tremendo.
El Ajax fue inmensamente superior al Madrid, decíamos. El sistema de Solari, en defensa, es como un paño de algodón: se empapa, pero el agua pasa sin dificultad. Con un Tadic estelar, con un De Jong (que debe ser el único jugador jovencísimo que no le ha gustado a la dirección deportiva de un club empeñado en fichar barbilampiños de cualquier lugar del mundo) esplendoroso, con un tipo curtido en mil batallas como Schöne marcando el gol de su vida… Es que todo, absolutamente todo, le salió bien a los lanceros, pero también condicionados por las facilidades de los blancos, con hasta un toque de mala suerte: dos palos, dos lesionados en el primer tiempo, un VAR en jugada dudosa en el 0-3, Kroos horrible…
El partido deja muy tocados a muchos en el Real Madrid, más aún por la infame serie de seis días. En los despachos, en el banquillo y sobre el césped. Cada cual colocará su equis roja sobre quien prefiera, pero lo peor de todo es, sin duda, el smoothy infame que la afición madridista ha tenido que tragarse esta temporada sin que nadie osara alzar al voz. 1-4. Una humillación que es un Real Dramadrid.
