RM 3 – 2 HUE: La regadera de Benzema

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No mereció ganar el Madrid, pese a que por calidad técnica es infinitamente superior al Huesca. Pero ganó. Tras un partido horrible en el que Benzema cogió la regadera, remojó la flor de Zidane y ésta floreció justo a tiempo, en el minuto 90, para que los blancos ganaran 3-2 a los oscenses en un partido que fue peor que un tacto rectal. Ver jugar al Real Madrid, a este Real Madrid, es equiparable a soportar que te aticen sin demasiada saña con un martillo en la cabeza durante hora y media. No mata, pero acabas dolorido y con ganas de que todo acabe. Esto sólo puede acabar cuando acabe la temporada, así que habrá que aguantarse hasta entonces, ya sólo quedan nueve partidos más.

Dice el oficialismo que estos partidos sirven para que Zidane, que debe ser que hasta junio de 2017 era ciego, tuerto o entrenaba con anteojeras, conozca el estado de la plantilla, decida quién es quién y conforme a eso elabore la lista de altas y bajas. Zizou hizo rotaciones (jugaron los menos habituales este año Luca Zidane, Marcelo, Marcos Llorente, Isco y Brahim y luego Mariano y Valverde) pero si al francés le toca poner notas, no tuvo ni que gastar el boli: el partido fue paupérrimo por parte de los blancos.

El Madrid encajó un gol a los tres minutos, en la primera llegada del Huesca, y apareció durante 75 de los 90 minutos de partido como un equipo desordenado, sin alma, sin intensidad, sin ganas, pensando en el hotel donde se irá cada uno de vacaciones y no en que los menos de 50.000 valientes que se acercaron por el Bernabéu merecían un respeto. Brahim dejó algún detallito positivo, pero también dos errores garrafales en dos pérdidas. Luca Zidane no pudo parar nada; Isco y Marcelo se tomaron el partido de paseo, igual que  un Bale a quien el Bernabéu no soporta un segundo má. El resto, salvo un Benzema que supo leer el espacio que dejaba el Huesca justo por delante de los tres centrales, si aprobó fue con un cinco raspado. Pero raspado de verdad.

El Madrid le dio la vuelta al tempranero gol del Huesca con dos balones que fueron rematados por jugadores blancos, Isco y Ceballos, en el segundo palo casi bajo palos. Pero otra desconexión defensiva, en el momento en el que el Madrid pareció por un rato ordenado, permitió a Etxeita hacer el 2-2 y hacer soñar al Huesca con la victoria, porque no se conformó con el empate y fue a por el partido. Pero no contaban con Benzema y con su regadera, la que remojó la flor de Zidane.