RM 3 – 2 LEV: Del bombardeo al refugio

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Del bombardeo de la primera parte, 3-0, a conceder dos goles en el segundo tiempo y esperar a que escampara la ofensiva granota escondidos en el refugio mientras las sirenas ululaban. El Real Madrid derrotó agónicamente (3-2) al Levante tras un primer acto brillantísimo de los blancos y una segunda parte que vivió sobre el alero debido a los inexplicables fallos en el remate de Vinicius y a sus concesiones defensivas, ayudadas por las decisiones de Zidane.

Al Madrid le bastó parir los mejores treinta minutos en mucho, en muchísimo tiempo, para desmadejar a un Levante que salió sin complejos al Bernabéu (un empate y una victoria en sus dos últimas visitas), pero que en cuanto metió el susto en el cuerpo a la mojada parroquia madridista comenzó a llevarse sopapos y acabó atolondrado en la lona con el silbatazo del descanso. Y eso que Zidane sorprendió con un 4-1-4-1 y el Levante, aún más: se esperaban tres centrales en los blancos y los que usaron ese esquema fueron los visitantes.

El primer tramo de partido estuvo entretenido. El Madrid atacaba algo desordenado y defendía aún peor. El Levante amagaba pero no pegaba, y el Madrid llegaba pero no marcaba. Casemiro ajustó la presión, ahogó al equipo de Paco López y la catarata de ocasiones blanca comenzó a avasallar al equipo granota. Avisó Kroos en una doble ocasión, amagó Benzema en una buena atajada de Aitor Fernández y Lucas Vázquez astilló la portería levantinista con un remate al poste.

La cuarta ya acabó dentro de la meta madridista. Verticalidad, juego por fuera y remate. Cosas que se echaban de menos. Benzema cabeceó un cómodo centro de Carvajal y adelantó a los blancos, que verían aumentar su ventaja poco después tras varios errores defensivos gruesos de la zaga granota. De nuevo Benzema embocó y el partido ya se planteaba plácido, con la media hora recién cumplida. Antes del descanso, y tras otra buena jugada por el costado, asistencia de un gris Vinicius y remate a placer de Casemiro. El 3-0 sellaba la mejor media hora del equipo de Zidane en muchísimo tiempo.

Tras el descanso, ni siquiera el gol de Borja Mayoral cambió los planes preestablecidos de Zidane, los treinta minutos que iba a darle a Hazard para que vaya entrando en dinámica, y que también le dio a Militao. El partido se convirtió en las virguerías del belga y los intentos desesperados de los blancos por conseguir que Vinicius marcara un gol, porque hay escopetas de feria que tiran más latas que las piernas del brasileño. Tiene velocidad, descaro y desborde, pero su capacidad de remate sigue siendo impropia de un profesional.

El Madrid, sin Casemiro, desorganizó el partido y los cambios de Paco López, metiendo toda la chicha en el puchero, ayudaron lo suyo. El partido se volvió de ida y vuelta y otro ex canterano madridista, Gonzalo Melero, cabeceó en el segundo palo a la red tras una jugada de estrategia. La cosa ya no era tan sencila, 3-2 y quince minutos por delante, y ya con la soga haciendo cosquillas en el gaznate. Pero ni Vezo ni el Comandante Morales, tal vez por aquello de no ser ex canteranos blancos, acertaron en el alargue, con el Madrid aterido e incapaz de defenderse. Tres puntos al zurrón. Saben ricos, pese a que costará algún tiempo desacostumbrarse al sonido de las sirenas que avisaban de que, otra vez, los malos estaban demasiado cerca.