SEV 0 – 1 RM: Benzema conduce el autobús de Zidane

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Karim Benzema como conductor del autobús, el que Zinedine Zidane planteó en el Ramón Sánchez Pizjuán para que el Real Madrid lograse una victoria (0-1) que le sitúa como líder de LaLiga tras cinco jornadas. Un gol del francés tras una gran jugada hilvanada entre Bale y Carvajal le permitió a los blancos llevarse los tres puntos, taponar las vías de agua tras el choque con el iceberg parisino y volver a mirar al frente con cierta dignidad, desde el liderato liguero nada menos, pero tampoco conviene lanzar las campanas la vuelo.

Tras despeñarse en París, el Madrid tenía claro el primer paso para evitar una nueva debacle: ponerse el mono de trabajo, ser solidario, líneas juntas y no conceder regalos al revés. Lo que ha venido siendo, toda la vida, poner el autobús. La guagua de Zidane funcionó en Sevilla, claro que sí. Un autocar gran lujo en el que el Madrid se desplazó cómodamente casi todo el partido, salvo un par de achuchones rivales en el tramo final, siempre protagonizados por el incordio constante que fue Ocampos. Sí, tampoco pasó de 100 km/h cuesta abajo, pero ya habrá tiempo de comprarse un Seat Furia. Poco a poco.

Líneas juntas, más organizada en 4-1-4-1 que en el habitual 4-3-3. Hazard y Bale, esta vez sí, estuvieron muy comprometidos en defensa y Kroos y James, más resguardados, ocupaban correctamente los espacios. El Sevilla controlaba el balón pero no llegaba. En el primer tiempo sólo hubo dos aproximaciones, las dos muy claras, las dos de los blancos y las dos desbaratadas por Vaclik: una de Hazard y otra de Carvajal. El resto, típico partido en el que no había ni un resquicio ni para la creatividad ni para el vértigo.

La segunda parte discurrió casi siempre por los mismos derroteros, esos en los que no pasa nada de nada. El autobús de Zidane se mantenía sobre el césped sin que siquiera le rascase una marcha, y en una cuesta abajo una combinación entre Carvajal y Bale acabó con un buen centro del primero que Benzema cabeceó a la red sevillista. 0-1 y el trabajo casi hecho. Con Jesús Navas convertido en el mejor jugador del Real Madrid, horrible partido el suyo, una auténtica máquina de perder balones y de estar siempre mal colocado sobre el campo, los de Zidane sólo tenían que preocuparse de una cosa: de que no le chutaran a Courtois, el portero transparente.

Lo consiguieron. Lo intentó Ocampos por tierra mar y aire, un incordio constante por la banda de Mendy en el tramo final. Chicharito marcó en claro fuera de juego en la única ocasión sevillista del partido, pero es que ofensivamente, y pese a algunos minutos de lucidez de Óliver Torres, el Sevilla estuvo perfectamente maniatado. Cuando te cruzan un autobús en mitad de la calzada, circular se hace imposible. Zidane ya tiene la receta: desde la solidez defensiva es como se puede crecer. Y si es en el liderato, mejor.