VAL 1 – 3 RM: Con T de Tunda

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No sé cómo se pronunciará «tunda», entendido como paliza, en árabe. De escribir ya ni hablamos. Pero el Madrid le metió al Valencia una tunda auténtica en la primera semifinal de la Supercopa 2020. Isco hizo la T con sus dedos tras marcar, para dar a conocer al mundo que eso, que tunda se escribe en castellano con T. Los de Zidane, una auténtica apisonadora, trituraron (también con T) al Valencia 1-3, con goles blancos de Kroos (olímpico), el malagueño y Luka Modric. Y pudieron ser más

El partido no tuvo color. Las ausencias de Hazard, Bale y Benzema, a priori la que en julio todos apostaban que sería la delantera titular todo el curso, permitió a Zidane poblar el campo de centrocampistas, además de darle la titularidad a un Jovic que chirría más que un triciclo en el Tour de Francia. Con esa masificación de centrocampistas, algo que además también adoptó Celades, el campo parecía unos grandes almacenes de Preciados el primer día de rebajas. Pero…

Pero al Madrid eso le viene fenomenal. Con tanto medio pudo presionar muy arriba, minimizando las carreras de Isco y Modric cuando juegan en línea de tres o de cuatro. Sobreprotegiendo los esfuerzos físicos de los dos medios más livianos físicamente del equipo, juntando a Casemiro y Valverde para correr como cosacos y aprovechando el magnífico momento de forma de Kroos, reconvertido en un box to box megajugón. El alemán, absolutamente colosal todo el partido, marcó el 0-1 de gol olímpico, aprovechando un despiste tremendo de Domenech. Tirando de memoria soy incapaz de recordar un gol olímpico del Madrid desde que tengo uso de razón. Claro, que tampoco soy capaz de recordar dónde he puesto las llaves de casa…

Con ese gol, la segunda ocasión del partido para los blancos, el Valencia, que había opuesto algo de orden, se desmadejó por completo. Apareció Isco: pisa, ruleta, me voy por aquí, me voy por allá, vuelvo, toco, regateo… Pero con sentido. Gustándose pero con sentido. Suyo fue el 0-2, un buen gol, que sentenciaba la semifinal antes del descanso. Y tras el intervalo, el baño del Madrid fue ya con esponja, gorro de ducha y tres litros de gel. Porque el Valencia no se enteró de por dónde le venía el aire en ningún momento.

El 0-3, golazo con el exterior de Modric, permitió a Zidane darle bola a Marcelo, ya recuperado de su lesión y fundamental en este equipo, hacerle sentir importante a James por un rato y ofrecerle a Mariano los primeros minutos de la temporada. Ni siquiera el maquillaje de Parejo, gol de penalti en el descuento por una mano tonta de Sergio Ramos, sirvió para quitarle mérito a los blancos. El domingo a las 19:00 será otra historia, contra Atlético o Barcelona, pero la tunda que se llevó el Valencia en Arabia es de las que te hacen soñar con cosas grandes. Que no nos despierten.