LEV 1 – 0 RM: Muy desastre y mucho desastre

Un gol del Comandante Morales ajusticia a un Real Madrid que arrolló en la primera parte pero que volvió a incidir en su mayor defecto de los dos últimos cursos: la falta de gol. Terrorífica segunda mitad blanca

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Muy desastre y mucho desastre, parafraseando al ex presidente del Gobierno español Mariano Rajoy. El Real Madrid tiró por la borda en el Ciutat de Valencia el liderato liguero, tras un partido rarísimo en el que pudo ganar holgadamente en la primera parte, pero en el que la falta de puntería y una desesperante e injustificable falta de tensión en la segunda acabaron por sentenciarle, en un golazo de Morales en el que Courtois pudo hacer algo más. El 1-0, justo cuando esta semana pasan el City y el Barcelona por el Bernabéu, es un mazazo porque la situación empieza a recordar demasiado a la de la temporada pasada. Y encima Hazard se tuvo que retirar lesionado…

Precisamente Hazard representa la cara de este traspié. La cara no por el anverso de la moneda, sino porque se puede personalizar en él el desbarajuste de partido que hicieron los de Zidane, aunque obviamente no es suya toda la culpa. El belga empezó con brío, vierguero, autor de esas filigranas con el piquito de la muleta, que son muy efectistas pero poco efectivas. El belga anduvo entonadillo en el primer acto, como casi todo el Madrid, y sólo las manoplas de un buen Aitor Fernández, tal vez el portero revelación de LaLiga, evitaron que los de Zidane se marcharan con un par de goles en su casillero al descanso.

En el segundo tiempo, Hazard desperdició una ocasión que no marra ni un juvenil, tras una soberbia asistencia de Marcelo: el belga se plantó ante Aitor como si fuera Benny Hill, trastabillado, el balón bailando como un conejo porque en los dos toques anteriores había sido incapaz de quitarle el papel al caramelo, y acabó rematando casi al aire. Casi porque le rozó el tobillo, que si no ni eso. Un mano a mano, una ocasión pintiparada, al limbo. Hazard, al poco, se marchó lesionado, y a ver si llega a los dos partidos de esta semana. Tal vez la mayor herida fue en su amor propio tras ese error.

El Madrid, tras el 2-2 concedido ante el Celta por su manía de irse de los partidos cuando los ve ganados, esta vez presentó otro perfil. El quiero y no puedo, y como no puedo acabo siendo un girigay táctico donde todos hacen la guerra por su cuenta. Marcó Morales un golazo, con el Madrid con menos tensión defensiva que el arco de Orzowey, y a partir de ahí Ramos apareció siempre como nueve, Kroos como media punta por el centro, Carvajal acudía a rematar dentro del área, Benzema recordaba que si no hay perro se puede ir a cazar con gato y el equipo, ay, se limitó a un par de llegadas con criterio de Marcelo, el único que intentó algo diferente, y a la velocidad de Vinicius, que con su compatriota en esa banda tiene mucha más capacidad de llegada que con Mendy.

El Madrid podría haber estado jugando hasta el mes de marzo. De marzo de 2045, digo. Y no hubiera marcado. Porque el partido, parafraseando a Rajoy, fue muy desastre y mucho desastre. Ahora el City, y luego el Barcelona. Con Braithwaite. Que es el líder de LaLiga. Tómate algo, que las emociones van a ser fuertes. Y no demasiado halagüeñas.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.