RM 1 – 2 MC: El Madrid se desploma

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Pedía Sergio Ramos tíos, y no niños, para esta clase de partidos como el que iba a jugar e Madrid contra el City. Y los de Zidane decidieron ser lo segundo. Un partido en el que apenas jugó bien media horita en defensa y diez minutos en ataque, pero en el que se diluyó como un azucarillo. La Champions, tras el 1-2, parece ahora una auténtica quimera. El fin de ciclo que asomaba el pasado curso parece ya definitivo. Y ahora ya no queda siquiera la excusa de que los goles son culpa de Marcelo, porque no jugó. Queda un milagro en Manchester, en tres semanas, pero el Madrid ahora mismo es un boxeador KO que pide a gritos que desde su esquina tiren la toalla.

El Madrid al menos se presentó con orden al partido. Incluso le discutió y le ganó abrumadoramente la posesión al City. Pero a partir de la primera media hora, comenzó a desplomarse. Primero poco a poco, de manera casi imperceptible. El Madrid controló de primeras el balón pero sólo creó una ocasión, un testarazo de Benzema en su única aparición del partido que desbarató Ederson y que luego Vinicius no supo remachar al escurrirse, mientras que el City tuvo dos ocasiones clarísimas, la primera en botas de Gabriel Jesus con buena parada de Courtois y luego con Casemiro sacando bajo palos un rebote tras un córner. Fue un milagro.

En la segunda parte el Madrid no compareció. Directamente. El City salió extraordinariamente mandón, con De Bruyne controlando todo lo que pasaba en el verde, y entre Courtois y la Virgen de Lourdes los de Zidane, sin Kroos, se iban salvando. Hasta que Modric, en uno de esos arreones de testosterona del que fue un centrocampista de infinita clase que sabe que anda en sus últimas carreras en la elite, recuperó el balón, le llegó a un Vinicius que había hecho un partido desastroso y el centro de éste lo embocó Isco para hacer un 1-0 que era toda una sorpresa visto lo visto.

El gol fue una transfusión para el Madrid. De repente el brío desaparecido desde la eliminación ante la Real reapareció. Los blancos llegaban. Todo parecía a punto del 2-0, de los cuartos de final, de volver a tumbar a Guardiola… Pero Rodri recuperó el timón perdido, De Bruyne caracoleó y Gabriel Jesus se aprovechó de un piscinazo de Sergio Ramos al sentir un leve contacto para rematar de cabeza a bocajarro y hacer el empate. El gol de los Sky Blues era malo, malísimo, pero lo que estaba prohibido era encajar un segundo tanto bajo ninguna circunstancia. Pero Carvajal arrolló a Sterling en un penalti igual de escandaloso que de estúpido, y De Bruyne hizo el 1-2. Aquello ya estaba visto para sentencia, más aún cuando Ramos, el de los tíos, vio la roja tras un error de un Casemiro que, como Valverde, ante el City fue humano y el equipo se resquebrajó sin sus dos medios de referencia.

El 1-2 es un absoluto espanto de resultado. El Madrid está obligado a marcar dos goles en Manchester, en tres semanas: con esta plantilla, con estos jugadores, con estos delanteros que no marcan y sin el defensa que tira los penaltis y remata los córners. Sí, queda esperar el milagro, pero el Madrid se ha desplomado en febrero por segundo año consecutivo.