AJAX 1 – 2 RM: El Rey del KO

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Era un milagro, visto lo visto durante la primera hora de partido. Pero fue caer el minutero sobre los 60, apareció el desgarbado brasileño del dorsal 28, zas, pim, pam, «métela tú que a mi me da la risa» y gol de Benzema. Vinicius Junior (da miedo pensar qué será cuando sea senior) es ya San Vinicius de Todos los Pases, y merece un rinconcito especial en el santoral madridista, con su tapete de ganchillo bajo sus pies y al lado de la foto de la suegra. El Madrid ganó en Amsterdam ante el Ajax (1-2) en un partido en el que sobrevivió milagrosamente a lo que parecía un hundimiento, en el que se adelantó, en el que se dejó empatar, en el que perdonó de lo lindo y en el que a tres del final demostró que entiende mejor que nadie esta competición, que trata de matar al rival mientras las balas silban sobre tu cabeza: gol de Asensio tras un pase estratosférico de Carvajal.

El Madrid, sí, las pasó canutas. Todo lo que no sufrió ante Barcelona y Atlético lo hizo en el Johan Cruyff ArenA. Cuando todo apuntaba a que los de Solari casi se iban a pasear ante un equipo holandés en caída libre, los de Erik Ten Hag demostraron que son un equipazo, con una fe en sus posibilidades impecable y con un fondo fisico realmente asombroso. Con una presión asfixiante, que hacía especial incidencia en unos Carvajal y Reguilón a quienes no dejaban respirar provocando una pérdida tras otra, el Ajax tuvo contra las cuerdas al Real Madrid. Y no es una broma. Porque los de Solari se libraron de llevarse un correctivo de escándalo por esos intangibles que conforman la Copa de Europa y que casi siempre sonríen a esos chavales de blanco.

Mil llegadas del Ajax sin remate, un poste, un gol anulado por el VAR por una faltita muy interpretable tras una cantada terrible de Courtois, un paradón del belga… En total, once remates ajaccied, mientras el Madrid era un sparring, con Benzema desconectado y con todo el equipo que apenas se enteraba de nada, menos aún cuando Bale, que comenzó muy implicado, decidió que eso de ayudar a Carvajal en defensa era excesivamente cansado. El 0-0 al descanso era la mejor noticia posible.

Los blancos salieron con otra cara en el segundo tiempo. Tampoco para tirar cohetes, que nadie se llame a engaño, pero al menos supo que el balón era redondo, que el césped del campo del Ajax era verde y que, ¡caramba!, poniéndole ganas la cosa estaba hasta igualada. Con Ramos ejerciendo de guadaña implacable, sin dejar que ningún jugador del cuadro holandés hicera daño de verdad, Vinicius decidió que había llegado su momento justo a la hora de partido. Reguilón le encontró, el brasileño despelotó a Mazraoui en la carrera y, cuando parecía que se iba a liar recortando para dentro, y recortando para dentro, y recortando para dentro, le metió un pase sensacional a Benzema que Karim colocó en la escuadra, justo donde si uno se fija bien se leía «Metropolitano».

Tampoco le duró mucho la alegría al Madrid. Skomina, de repente, y tras tener el partido perfectamente atado pese al fallo de anularle el gol a los ajaccied, decidió hacer huelga de silbato caído. El partido se enmarañó, dejó de señalar cualquier farta en los cuerpeos y el Ajax sacó petróleo para hacer la igualada por medio de un Ziyech que en la primera parte había sido más un lastre que otra cosa para su equipo. El Madrid acabó ya sin Bale, Benzema (lesionado) y Vinicius acorralando al Ajax en su área, con los holandeses desfondados, con Skomina desentendido del partido, con Asensio bombardeando a Onana. Y cuando el partido agonizaba, el Madrid demostró que entiende la Champions como nadie: se trata de golpear, no de dominar. De pegar duro, de dejar KO al adversario. Y en eso es el mejor. Una tremenda galopada de Carvajal, que no tuvo un gran partido precisamente, acabó con un espectacular centro made in Leganés que remachó Asensio. 1-2. El rey de Europa es el rey del KO. Porque esto se trata de matar antes de que te maten, y Courtois evitó que Dolberg fusilara casi en la última jugada del partido. Es la guerra y el Madrid, l propietario de la Santa Bárbara: las balas son suyas, a él no le matan y el resto caen desplomados.