El Clásico del beso en la mejilla

Los madridistas de USA fueron al Hard Rock Stadium a ver un Clásico y lo mejor del encuentro fue la pobre actuación de Marc Anthony

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Marco Asensio durante el Clásico disputado en Miami
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El Clásico que se ha disputado esta madrugada en Miami ha sido como recibir un beso en la mejilla de la chica que te gusta: sabe a muy poco. Cuando cotilleas las alineaciones una hora antes y ves que salen los titularísimos en uno y otro equipo, piensas que ha merecido la pena trasnochar. Ahora, cuando echa a rodar el balón y te das cuenta que el público pide baile y los futbolistas no se lo conceden, aparecen los primeros bostezos. Solo Mateo y Marco parecían saber que en el bolsillo de esos madridistas que animaban ilusionados a su equipo, se hallaban unas carteras que tiritaban. Y tiritaban gustosamente, de placer, porque sus dueños pagaron una entrada a precio de apartamento en primera línea de playa con la esperanza de ver, ¡pues eso!, un Clásico. Pero no, el único «clásico» que vieron fue el playback de Marc Anthony.

Después de haber perdido los tres partidos que hemos jugado esta pretemporada, tenemos -precisamente- tantas opciones como derrotas: tres. La primera es evidente: esto es el Madrid y rasgarse las vestiduras mola, así que Benzema y Bale deben salir del equipo ya y así con su dinero traemos a Mbappé y a… ¡Bueno! Y a Lucas también lo vendemos, que si no nos llega ni para un Fabinho de esos. La segunda opción, quizás un tanto «Timón y Pumba», es pensar que el equipo está cansado y fatigado por las sesiones físicas de Antonio Pintus y, como dice la canción, «ningún problema debe hacerte sufrir». Así que «¡Hakuna Matata!», que la fatiga de hoy será el ‘sprint’ de mañana. Y la tercera opción no es otra que plantarse en ambas Supercopas en estado de alerta y con la antena puesta. Evidentemente, las sensaciones no son todo lo positivas que quisiéramos y tanto United como Barcelona lo van a poner muy difícil. Tenemos diez días para preparar lo que viene, ya que como dice el refrán: en agosto, aunque sea poco, quien no goza de él está loco.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!