La contracrónica: Nacho, el puntual

Nacho brilla con luz propia en el debut liguero del Real Madrid y pide a gritos la titularidad, cada vez más cara entre los hombres de 'Zizou'

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Nacho, durante la trifulca en la que Sergio Ramos vio la primera de sus dos amarillas
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Así es Nacho, puntual. Como dicen en Colombia, más que una novia fea. Hoy lo ha vuelto a demostrar en Riazor. Además, le ha tocado bailar, precisamente, con una muy fea, Florin Andone, el jugador más hiperactivo que han visto por Coruña en la última década. Pero lo del ‘6’ del Madrid es sencillamente espectacular. Brillante en todas las acciones. Siendo el último hombre, siempre llega el primero.

Digo puntual, y no rápido, porque la diferencia entre ambos conceptos es notoria. Un defensa rápido, muy rápido, era Drenthe. Aquel holandés, con «look» a lo Ronaldinho, era conocido por pasarse de frenada en todas las acciones. Nacho, todo lo contrario, utiliza su velocidad para medir mejor que nadie. Una anticipación magistral. No le he visto llegar tarde ni el día del aniversario con su pareja.

De todos modos, lo curioso es que comete tan pocas faltas que en todos los partidos el árbitro tiene que inventarse alguna para rellenar un poco más el acta y aprovechar al máximo la hoja de papel, que parece que está muy caro y les molesta hasta dejar márgenes. Entre faltas inventadas y «empujones leves en señal de disconformidad», al Real Madrid no se le puede acusar de desaprovechar los folios y potenciar la tala de árboles.

Así también es Nacho, seguro. Más que Chuck Norris paseando por un barrio de gitanos. En la actualidad, no es solo el yerno que toda suegra quiere tener, sino también uno de los pocos centrales en el mundo que se desenvuelve magníficamente en cualquiera de las cuatro posiciones de la zaga. Un comodín para Zidane y para un Real Madrid que tiene un único objetivo en Liga: volver a ser campeón.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!