Casemiro y Bale, los dos primeros goleadores ante el Depor
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Pepe Mel ha probado, en apenas cuatro meses, las dos caras del Real Madrid de Zinedine Zidane. En abril, una marabunta vestida de blanco arrasó al Deportivo en Riazor (2-6), con lo que se llamaba el Madrid B que galopaba en busca de la Liga. Ahora, en agosto, y con un once condicionado sólo por la ausencia de Cristiano, el Madrid A también destrozó al cuadro coruñés (0-3) en el estreno del nuevo campeonato y se colocó como líder. Si en abril Mel dijo aquello de «es más jodido ganarle al Madrid B que al Madrid A«, da la sensación de que esa frase daba igual, porque ni a uno ni a otro: se midió a los dos y en los dos le dieron p’al pelo. Este Madrid juega de memoria con independencia de los que salten al campo.

Salió el Madrid a Riazor con la novedad de Nacho, sustituyendo a Varane en el eje de la zaga, y con el once previsto, el del Madrid A con la consabida ausencia del sancionado Cristiano. Eso implicó que sólo repitieran el canterano, Marcelo e Isco respecto al once inicial del Madrid B de abril. Luego jugaría también Asensio, pero con el partido ya cuesta abajo. Y dio la sensación, en el arranque, de que Mel tendría razón, de que ganarle al Madrid A iba ser quizás no posible, pero sí algo más factible. Porque en los ocho primeros minutos, el Depor le dio tres sustos al Madrid, dos de ellos desbaratados por Navas ante el incordio que fue Andone y otro remate desviado de Bakkali.

Pero a partir de ahí, el Madri se serenó y, jugando a medio gas, se impuso en el partido sin demasiadas complicaciones, y eso que Sergio Ramos, que tuvo un partido desastroso y aceleradísimo, tal vez porque de tanto chocar con Andone veía charlies por todas partes, se empeñó en hacer demasiadas cosas mal, hasta una estúpida trifulca con Schär que a punto estuvo de costarle una roja que terminó viendo en el último segundo de partido, empeñado como fuera a que le despacharan del campo: hay cosas que no las cambia ni la edad.

Pero eso fue en la segunda parte. En la primera, el Madrid encarriló el partido con un gol de Bale tras una churriasistencia de Benzema, empujando la pelota a puerta vacía, y apenas siete minutos después los de Zidane se marcaron una jugada de 107 segundos de posesión y 43 toques para hacer el 0-2, obra de Casemiro también a puerta vacía tras asistencia de Casemiro.

El gol, más allá de los números, sólo sirvió para certificar una cosa: que este Real Madrid de Zidane juega ya de memoria. Frena y acelera las jugadas sobre el campo imprimiendo su sello en cada jugada, sobreponiéndose a todas las circunstancias que acontecen sobre el campo y manejando lo que sucede sobre el césped gracias a su sensacional centro del campo, donde cada uno hace mejor al otro: Modric no sería Modric sin Kroos ni Casemiro, y hagan todas las combinaciones que quieran sobre estos tres, que el resultado sería el mismo.

Lo que sucedió tras el descanso fue casi un relleno malo para un buñuelo. 45 minutos con dos equipos empeñados en que aquello terminara: el Madrid marcó otro gol, obra de Kroos; Andone tuvo tiempo de pelearse con media humanidad y de fallar un penalti, que se lo sacó Keylor; Ramos vio la roja aquella que tanto parecía perseguir; y debutó Marcos Llorente, por fin, y lo hizo de medio centro. Tres puntos con un 0-3 que sirven igual que el 2-6 de abril. Para que el Madrid sea líder de la Liga. Claro, que ahora quedan 37 jornadas por delante. Alguna más que en primavera.

Ficha del partido: Deportivo-Real Madrid 0-3
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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.