Siempre Cristiano, siempre él. Éste sí que nunca falla, por mucho que le intenten poner al público en contra, por mucho que le culpabilicen de un presunto delito a Hacienda que ni siquiera ha sido juzgado, por mucho que la Agencia Tributaria intente ponerse medallitas ante Bruselas abordando su yate, por mucho que le casquen cinco partidos de sanción por una reacción igual de despectiva que de humana. Llega un partido, lo decide con un gol y, en el otro, da la asistencia. Cristiano Ronaldo. El Madrid es Cristiano. Hoy y desde 2009.
Da igual quién juegue en este Real Madrid. Zidane alineó a un once con la cabeza pensando en el partido liguero ante el Valencia del domingo, un equipo plagado de jugadores que necesitan minutos y sólo con Ramos, que será baja en Liga por su expulsión en Riazor, y Nacho de entre los que derrotaron al Deportivo. Y tras cinco minutillos de ajuste, en los que el equipo vio cómo una hiperventilada Fiorentina disponía de una clara ocasión y luego hacía un buen gol por medio de Veretout, el rodillo comenzó a funcionar como un reloj suizo. O casi, porque Theo sigue atemorizado en su banda y no es ni la décima parte de lo que era en el Alavés, aterido de frío y sin nadie que le abrigue. De momento. Y porque Lucas Vázquez, que antes era un volcán, ahora parece una nevera. Cosas de la pretemporada.
Pero el resto anduvo todo bien. Achraf, ya con el dorsal 19 a la espalda, se desdobló bien en ataque, dejando claro ante el Bernabéu que hasta hace solo dos temporadas él era extremo derecho. Esa habilidad ofensiva es lo que le hace distinto, eso y su capacidad rematadora a balón parado, y tuvo ocasión de lucirla. Con Nacho ejerciendo de capitán de la defensa, Marcos Llorente, que empezó acelerado, se serenó y acabó ejerciendo a la perfección su papel de ancla, aunque alguna vez se aventuró demasiado ofensivamente y dejó al equipo desguarnecido en exceso. Ceballos, por su parte, y más allá a su tendencia a teatralizar cada falta en contra, dejó inequívocas señales de su capacidad para armar juego ofensivo, y su entendimiento con Asensio y Mayoral fue determinante para el gol del empate, obra del delantero canterano tras aprovechar un sensacional centro de Cristiano Ronaldo.
Porque Cristiano Ronaldo volvió a jugar en el Bernabéu, cien días después, y ni rastro de esas tan ansiadas protestas del público que pedían determinados sectores de la Prensa. Cristiano jugó, llevó el brazalete de capitán en el segundo tiempo, dio un pase de gol para el empate, clavó un golazo sensacional en el 2-1 y tiró un cañonazo al palo. Lo demás, todo el ruido mediático que acompaña cada pestañeo del portugués, quedó soterrado bajo el césped de un Bernabéu que sigue rendido a los pies de su jugador franquicia. Éste es el Madrid de Cristiano Ronaldo y lo es por algo: por él.
La segunda parte, como en todos estos bolos, sobraría si no fuera porque algunos chavales del Castilla tuvieron su oportunidad de jugar en el Bernabéu y porque la Fiorentina exhibió un album de cromos de los 90, con los hijos de Chiesa, Simeone y Hagi sobre el campo. Anécdotas para el recuerdo de la XXXVIII edición del trofeo Bernabéu, que vuelve a quedarse en casa.
La ficha del partido
2 – Real Madrid: Casilla; Achraf, Nacho, Sergio Ramos, Theo; Lucas, Marcos Llorente, Ceballos; Asensio, Mayoral y Cristiano Ronaldo. También jugaron: Luca Zidane, Álvaro Tejero, Manu Hernando, Isco, Kroos, Bale, Óscar y Casemiro.
1 – Fiorentina: Sportiello; Gaspar, Astori, Pezzella, Biraghi; Badelj, Veretout, Chiesa, Simeone; Eysseric y Dias. En el segundo tiempo jugaron: Dragowski; Tomovic, Vitor Hugo, Milenkovic, Maxi Olivera; Cristoforo, Sánchez; Zekhnini, Hagi, Benassi; y Babacar; Luego también jugaron Mati y Cerofolini.
Goles: 0-1 (4′): Veretout. 1-1 (07′): Mayoral. 2-1 (33′): Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Benassi (49′), Cristóforo (68′) y Maxi Olivera (89′)
Incidencias: Estadio Santiago Bernabéu. XXXVIII edición del trofeo Santiago Bernabéu.
