RM – EIB: Pelotita antiestrés

El Madrid, tres victorias en siete partidos oficiales en su estadio a lo largo de este curso, tiene las bajas de Keylor, Carvajal y Bale. El Eibar jugará con tres centrales, como el Tottenham

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Ni rotaciones ni gaitas. El estrepitoso mal momento del Real Madrid en el Santiago Bernabéu, algo que los paniaguados lo achacan al estrés que provoca jugar en el césped de Concha Espina, hace que el partido de hoy ante el Eibar (20:45, Movistar Partidazo) sea de nuevo una final, otra más. Hay que ganar, sacudirse el trauma de encima y comenzar a hacer ver que esta temporada no va a ser de relleno. De lo contrario, el año puede hacerse muy largo.

Las ausencias de Keylor, Carvajal y Bale provocan que el once ante el Eibar no vaya a ser el de gala, pero los recambios son pieza por pieza, o casi, porque Isco es tan o más titular que el extremo galés que más que de Cardiff parece de Bohemia. Así que Zidane tira de lo mejor que tiene, o de lo que parece más granado. Lo que sea con tal de llevar tres puntos al casillero. El partido es, o así debería serlo, una pelotita antiestrés, de esas que lanzas, espachurras, deformas y recoges para aliviar tensiones. Lo que no se sabe es cuál, la de un equipo que si no gana comenzará a ver la Liga en cirílico o la de una afición que lleva ya demasiado tiempo acudiendo al Bernabéu con mantita y almohada ante la dosificación de esfuerzos del equipo.

Tres victorias en siete partidos oficiales en casa es el bagaje de los Zidane en su casa. Demasiado escaso para lo que debería ser un aspirante a la Liga, y más parecido a lo que intentan hacer los equipos que pelean por no bajar. Al Madrid le salva que lejos del Bernabéu la cosa de momento, mal que bien, pita, y eso le permite estar en la parte alta de la clasificación. Pero llega la hora de remontar, de comenzar a dejar buenas sensaciones después del subidón que supuso el magnífico mes de agosto y la posterior depresión postveraniega.

No será fácil. El Eibar llega con cinco defensas, como el Tottenham, para blindarse. El plan de cualquier equipo que visita el Bernabéu se lo sabe ya hasta un pingüino: mucho orden, encomendarse a sus porteros cuando el Madrid logra rematar, perder todo el tiempo posible, llegar a los últimos 20 minutos con un resultado corto y, a partir de ahí, quemar las naves a ver si arañan algo, porque la derrota es algo que presuponen. A ver hoy, Como a la pelota antiestrés le dé por rebotar en la pared y estamparse contra la cara de vuelta…

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.