El pasado 14 de noviembre, en el Fernando Buesa Arena, el Real Madrid de Pablo Laso se pegó un sopapo de campeonato ante Baskonia en Euroliga. Una sangrante derrota por 30 tantos de diferencia, con el equipo muerto anímicamente, bajando los brazos, con Randolph recién lesionado en ese encuentro, sin Ayón y sin Llull… Pero el 3 de enero, el equipo blanco dio un puñetazo sobre la mesa en el mismo escenario. 69-81, un triunfo importantísimo no tanto en lo deportivo como en lo anímico. El Madrid que tocó fondo en Vitoria demostró sus poderes en el mismo escenario, ante el mismo rival, con los mismos lesionados. Pero con varias camionetas cargadas de testiculina extra.
El triunfo deparó varias buenas noticias: la primera, que el Madrid se aseguró ser cabeza de serie en la Copa del Rey, un quebradero de cabeza menos. La segunda, que los de Laso siguen líderes en la ACB tras 14 jornadas, con sólo una derrota. Y la tercera, que si el equipo aprieta los puños y se pone a defender, como hizo en el último cuarto, todo pinta mucho mejor pese a que los árbitros, de nuevo, barrieron descaradamente para casa, el sino del Madrid de cada día.
El primer cuarto de Causeur, fantástico en su regreso a la que fue su casa, no bastó para que los blancos lograran abrir brecha en el tanteador. Entre Shengelia y Diop contrarrestaron los 11 puntos del escolta francés y el tanteador acabó con un 18-18 al término de los primeros diez minutos. Los blancos comenzaron con una notoria pájara el segundo acto, y tras encajar un parcial de 10-2 tuvieron que encomendarse a Luca Doncic y al regresado Rudy para, a base de triples, reducir el tanteador y que a vestuarios todo siguiera vivo: 36-33.
La cuarta falta de Tavares al poco de iniciarse el tercer acto no presagiaba nada bueno, pero el Madrid se agarraba bien al partido mientras aún buscaba la fórmula para que Granger dejara de hacerle daño en este cuarto con sus puntos, así como para contrarrestar el rebote ofensivo de un Garino que hizo mucho daño mientras estuvo en cancha. Sin embargo Campazzo se erigió sobre sus compañeros y comandó al Madrid para que llegara en ventaja al inicio del último cuarto, 55-57.
Y ahí de nuevo emergieron Doncic y Rudy, quienes a base de triples distanciaron a los de Laso en el marcador, 66-74 cuando se pasaba el ecuador del último acto del partido. Durante los siguientes tres minutos, sólo Baskonia logró mover el tanteador, 68-74, mientras los de Laso se aferraban a su defensa para solucionar su mal momento ofensivo, encontrar el tino en el tramo final y firmar una victoria que sabe realmente bien tras el enorme batacazo en esta misma cancha de mediados de noviembre.
