VAL 1 – 4 RM: El Madrid baila en su entierro

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Con 0-2, con dos penaltis igual de claros que de protestados por la afición local, el Real Madrid de repente vio cómo el suelo bajo sus pies se convertía en un tablao. Los dos goles de Ronaldo desde los once metros no servían ni para dar las palmas, porque el Valencia le metió un arreón a los blancos de cuidado. Los de Zidane sobrevivieron, pese al gol de Santi Mina, y cuando todo apuntaba a que iba a ser arrollado y enterrado, logró quitarse las manos de la cintura y Marcelo y Kroos apuntillaron con sendos golazos el 1-4 que devuelve a la senda de la victoria a los blancos, algo que no pasaba desde octubre, en Getafe. El Madrid se puso a bailar como un descosido cuando llamaban a su entiuerro.

El Madrid, que salió presionando muy arriba en Mestalla, supo aprovechar sus ocasiones en el primer tiempo, dos penaltis clarísimos sobre Cristiano (tras una sensacional contra) y Benzema que Ronaldo aprovechó. Los blancos se sobrepusieron a la impresionante presencia física de un Kondogbia que parece, él solo, una fábrica de tractores. Suya fue además la mejor ocasión valencianista en el primer acto, bastante sosete por otro lado, pero tras dos recortes sensacionales su disparo salió muy centrado y Keylor, de lo mejor del Madrid en Valencia, acertó a meter las manos.

La segunda parte pareció otra cosa, y nada buena par el Madrid. Marcelino metió a Carlos Soler en el campo y su presencia, por insistencia, cambió el signo del encuentro, además de que el Madrid se diluyó como un azucarillo, apenas Nacho tapando todos los agujeros posibles. Sin embargo, un error del canterano en la marca permitió a Santi Mina recortar de cabeza, Keylor salvó milagrosamente con el pie un remate de Parejo y los fantasmas volvieron a aparecerse. Parecía que esta vez el fiambre iba a ser madrileño.

Pero el equipo supo recibir la invitación a su sepelio con buena cara. Marcelo, tras dos paredes sensacionales, anotó el 1-3 cuando el Valencia andaba ya desfondado, y Kroos, también tras una pared en la frontal, anotó el 1-4. Al Madrid no le entierra nadie. Con los ojos morados, respirando como un ornitorrinco constipado y cojeando como Doña Rogelia. Pero ahí sigue, tres puntos a la saca y escapando de la tormenta. Los enterradores deberán esperar.