Dos arbitrajes nefastos y un pito: historias del PSG (y II)

Esta vez en la Recopa, el PSG volvió a apear al Madrid de Europa tras dos arbitrajes parciales contra los blancos y el terrible episodio de Lleida entre los dos partidos que supuso el despido de Benito Floro

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En este segundo capítulo en el que recordamos los enfrentamientos históricos entre el Real Madrid y el PSG, nos trasladamos a la Recopa 1993-1994. Por aquellos caprichos del sorteo, el equipo blanco y el parisino se enfrentaban por segundo año consecutivo en Europa, aunque ahora tocaba un torneo diferente al del curso anterior.

Capítulo 2. Recopa 1993-1994

La temporada 93-94 seguía con la tónica económica de aquellos años: apretarse el cinturón. Si a mitad de la temporada anterior había vuelto el hijo prodigo, Martín Vázquez, aunque con división de opiniones en la hinchada, el mercado de verano de este año fue similar. Se ficho a Rafa Alkorta y a una joven promesa eslovaca: Peter Dubovsky, aunque lo mejor llegó con el fichaje del brasileño Vitor, que en teoría era un parche temporal hasta que llegara el deseado Cafú, que obviamente nunca llegó a Madrid sino a Zaragoza, las cosas del fútbol. Floro continuaba en el banquillo, aunque con la espada de Damocles sobre su cabeza.

Lugano y Tirol Innsbruck. En la Recopa se tuvieron dos primeras eliminatorias fáciles. En primera ronda se elimino a los suizos del Lugano, por 3-0 en casa y 1-3 en Zurich, para a continuación eliminar en octavos al Tirol Innsbruck con un 1-1 en Austria y un 3-0 en Chamartín. Para Cuartos de final el sortero deparo nuevamente al PSG tras el parón de invernal. El Madrid deambulaba por la Liga con resultados de todo tipo: lo mismo perdía 5-0 en Barcelona y le ganaban el Valladolid y Oviedo en el Bernabéu, que ganaba 0-3 en Mestalla y eliminaba al Atleti en Copa fuera de casa y jugando con uno menos. Aun así llegó a marzo, la víspera de jugar con el PSG, a tan solo cuatro puntos de un SuperDepor líder, pero con el reciente recuerdo de haber caído derrotado en los cuartos de Copa del Rey tras sufrir un humillante 0-3 en casa con el Tenerife que se cerró con lanzamiento de objetos por parte del publico.

Sanchis saluda a Ricardo en presencia del aleman Bernd Heynemann

Las vísperas al encuentro con los galos, los jugadores pedían el calor de publico y volvían a conjurarse para resarcirse del resultado del año anterior. Benito Floro iba mas allá, y aunque auguraba que la eliminatoria se decidiría en París, comentaba que no veía raro que se pudiera dar un 4-0 como resultado en la ida. Con las ausencias de Butragueño, Martín Vázquez y Hierro, el Madrid formó con Buyo; Chendo, Alkorta, Sanchís (Morales, 56′), Ramis, Lasa (Prosinecki, 83′); Míchel, Milla, Luis Enrique; Dubovski y Zamorano. Artur Jorge por su parte sacó prácticamente el mismo equipo que había jugado un año antes en Chamartin: Lama; Sassus, Roche, Ricardo, Colleter; Llacer, Fournier, Valdo, Guerin; Weah (Bravo, 84′) y Ginola (Gravelaine, 88′).

Esta vez el Madrid sí jugó mejor y sólo la suerte le privo de la victoria. Tuvo oportunidades: un cabezazo de Zamorano al palo, un discutible penalti a Míchel, otro clamoroso a Dubovski, un gol fantasma de Ramis… Pero sin embargo lo que si subió al marcador fue un gol tras un disparo de Weah a centro de Ginola, al que quiso fichar el Real durante el verano y no pudo por falta de fondos, que volvía a anticipar lo peor para la segunda parte. Ni siquiera con la salida tras el descanso de Morales, canterano que había dado la victoria ante el Atleti y encarrilado la misma ante el Depor, movió el marcador. Tampoco lo hizo el PSG, y eso que dispuso de varias claras ocasiones en la segunda parte. El 0-1 era mal resultado pero al menos albergaba alguna esperanza de poder ser remontado doce días mas tarde en París.

Con el pito… Sin embargo en la Casa Blanca estaba a punto de estallar una bomba de relojería. Tres días después de la ida se visitaba el Camp d’Esports de Lleida. Allí el Madrid volvió a dar una imagen lamentable sobre el césped y se fue al descanso perdiendo 2-1 con un equipo recién ascendido a Primera y que se encontraba en puestos de descenso en esos momentos. Durante el descanso, una cámara de Canal+ captó la charla del entrenador madridista en el descanso, más exhabrupto que charla, comprobando que Floro no tenia ni argumentos ni ideas para reconducir no sólo el partido sino al equipo en vísperas de jugarse la continuidad en Europa. Para la posteridad quedarán frases, transcritas aquí en toda la crudeza de su literalidad, como: «¡He dicho maricón el que la pierda! […] Está en vosotros, ¡qué cojones! ¡Sufrir, me cago en Dios! ¡Ganad el partido sin excusas! ¡Haced lo que os salga de la polla ahí, pero ganad, coño! ¡Me cago en la hostia! ¿Cómo puede ser uno jugador y no llegar al remate sufriendo? […] Un equipo que el año pasado estaba en Segunda B, Segunda A, ¡Con el pito nos los follamos, con el pito! ¡Dios! ¿No os da vergüenza? ¡Me cago en Dios!».

Benito Floro, Chencho Arias y Vicente del Bosque

La arenga pasó factura y, tras la difusión por parte de Canal+ de la misma, a Mendoza no le quedó mas remedio que destituir a Floro tras una reunión de la Junta Directiva. El testigo del banquillo pasó a un hombre de la casa, Vicente Del Bosque, que en ese momento era el coordinador de las categorías inferiores del Real Madrid. Éste se encontró con apenas una semana para preparar la vuelta de cuartos. Antes le tocó jugar como local en el destierro del Calderón ante el Rayo Vallecano, debido a que tras la eliminación en Copa ante el Tenerife un linier fue alcanzado por una naranja y el Comité de Competición decidió clausurar el Bernabéu. En tan anómalo recinto el Real goleó 5-2 al Rayo y dio unos días mas de tranquilidad para el partido de París.

Roche y Ricardo Gomes, agarrando a Zamorano

Como en un todo o nada se presentó el Madrid en el Parque de los Príncipes nuevamente. Los franceses salieron con el mismo equipo de la ida, a excepción de Le Guen por Llacer, mientras que Del Bosque lo hizo con Buyo; Velasco, Alkorta, Sanchís, Luis Enrique; Míchel, Hierro, Prosinecki (Dubovski 63′), Martín Vázquez (Lasa 74′); Butragueño y Zamorano. Si hubiera sido por ocasiones, el PSG habría sentenciado por medio de Weah, Guerin y Ginola en el primer cuarto de hora. Tres ocasiones claras que gracias a la suerte en unos casos y a la parada de Buyo en otro mantenía el empate inicial en el marcador. Se cernían negros nubarrones sobre el Madrid, pero sin embargo apareció el sol cuando un disparo de Hierro lo desvió Butragueño para batir a Lama e igualar la eliminatoria. El gol espoleo a los blancos y adormeció a los franceses, pero sin embargo esto no se tradujo en ocasiones madridistas. Tras el descanso el partido se inició como la primera mitad, con otra clara ocasión francesa, que anticipó lo que iba a suceder en breve. Nueva jugada a balón parado y nuevo gol del PSG, de Ricardo Gomes. El Madrid volvía a estar eliminado.

Los blancos no bajaron los brazos pero era difícil marcar cuando ni siquiera eran capaces de disparar entre los tres palos. Artur Jorge, con el pasar de los minutos, decidió no arriesgar y retiró a Ginola para meter más gente en el centro del campo. El partido seguía y el Madrid no lograba abrir el cerrojo. A falta de dos minutos Weah se retiraba y el PSG amontonaba más jugadores para amarrar el 1-1. El milagro estuvo a punto de llegar en los últimos instantes cuando en el área francesa Ricardo agarro a Velasco y le derribó, pero el árbitro bielorruso Zhuk no vio, o no quiso ver, el penalti. Allí se acabo todo. El Madrid quedaba apeado por segunda vez consecutiva de Europa por el PSG.

El devenir del resto de la temporada fue un lento declive. De los diez partidos de Liga que quedaban por disputar, el Madrid perdió la mitad y sólo gracias al colchón de puntos que tenía pudo clasificarse sin problemas para jugar la siguiente Copa de la UEFA. Del Bosque dejaría el cargo de técnico y retornaría a la Ciudad Deportiva mientras que en el horizonte comenzaban a asomar Laudrup, Valdano, Redondo, Raúl, Amavisca… Aunque esa es historia para otro día.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.