La contracrónica: Bengalas en nuestra comunión

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«¡Qué bonito es ser del Real Madrid!». No hay mejor frase para describir cómo me siento y cómo nos sentimos ahora mismo. Afrontábamos esta eliminatoria siendo un manojo de nervios. Con las piernas tiritando, las manos congeladas y el rabo entre las piernas. Me tiré semanas y semanas suplicando a Dios que hiciera acto de presencia, pero al final ha terminado sucediendo lo de siempre: nadie tiene más poder en el mundo que un Madrid vestido de Champions.

Tras el 3 a 1 del partido de ida traté de encontrar explicación precisamente a eso, a la supremacía del Real Madrid en Europa. Traté de buscar razón lógica a ese ‘no importa las pintas que traiga’ o al ‘da igual cómo he llegado hasta aquí’. Cuando las puertas de Europa se abren, este club siempre sale a pecho descubierto. Y un consejo: olvidaos de los porqués. No los hay. Así que si eres madridista, disfrútalo. Y si eres antimadridista, cágate en la puta. Pero no hay explicación. Pasó, pasa y pasará. ¡Viva y bravo!

El 14 de febrero, en el Bernabéu, los de Zidane apelaron a la épica y a la sinrazón para sacar adelante el partido. A falta de diez minutos para el final, en poco más de cinco, pasaron del 1 a 1 al 3 a 1. Puro corazón. Hoy, en cambio, tocaba jugar con la cabeza. Y cuando eres consciente de eso, como lo ha sido Zidane esta noche, la meritocracia pasa a determinar todas tus decisiones. Lucas Vázquez, Asensio y Kovacic al tapete. Kroos, Modric y Bale al banquillo. ¿Sabéis qué ha pasado? Que a toda decisión justa le suele acompañar un resultado justo. Así que el gallego travieso, el mallorquín resultón y el croata con tabique de boxeador han firmado un encuentro, sobre 10, ¡de 12!

Sin embargo, un peldaño por encima de la meritocracia del momento, encontramos hoy a los Sergio Ramos, Carvajal, Varane, Marcelo y Casemiro. Yo, personalmente, nunca los espero. Más que nada porque ya sé que van a estar. Y no de cualquier forma. Están como hay que estar en una primera cena con tus suegros: de punta en blanco. Ni un solo pero. Sobre 10, ¡de 13! Por no hablar del ‘7’ (¡parece que no sea de letras!), de Cristiano. Cuando se retire, varias perlas de la corona de nuestro escudo se irán con él. En el Parque de los Príncipes, ha sido el rey. Otra vez.

El PSG fue al Bernabéu a enterrar al Madrid y salió con un bautizo. Hoy querían quemarnos vivos con sus bengalas de pacotilla y salimos comulgados. Ahora nos toca la despedida de solteros. Así pues… ¡Que pase el siguiente! Pagan los parisinos. Fútbol poco, pero dinero tienen para enterrarnos a todos. Lástima que siempre mueran primero ellos.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!