Maciulis, el adiós de un guerrero

Abandona la disciplina merengue el lituano. Un jugador de equipo que ha ido perdiendo protagonismo con el paso de las temporadas

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El pasado viernes 2 de marzo, nos enteramos de la sorprendente marcha de Jonas Maciulis del Real Madrid. Llegaba a un acuerdo con el club blanco para la rescisión del contrato que finalizaba en 2018. Es cierto que el jugador lituano había ido perdiendo protagonismo durante la temporada (En Euroliga esta temporada estaba promediando 13 minutos, 3 puntos y 1.8 rebotes, en ACB 4.2 puntos y 3 rebotes en 16 minutos). Cuando además el club empezó a tener bajas sobretodo en la pintura, Laso le utilizaba como cuatro, una posición en la que él no se encontraba cómodo.

Según una entrevista concedida a krepsinis.net, Maciulis afirmaba que esperaba una respuesta por parte de Laso, los motivos por los que jugaba tan poco, pero la espera fue inútil ya que el entrenador vitoriano nunca explicó al lituano las razones de no contar con él. Estaba cansado de no jugar y, tras el partido perdido contra el Barcelona de Copa del Rey, decidió reunirse con los dirigentes y llegar a un acuerdo.

Afortunadamente para las partes, la rescisión del contrato fue amistosa ya que el club le permitía utilizar las instalaciones para entrenar a la espera de un contrato que le diera la oportunidad de jugar en otro equipo importante. La espera no ha sido demasiada larga ya que el 6 de marzo fichaba por el Lokomotiv Kuban, que está inmerso en las eliminatorias contra el Herbalife Gran Canaria de la Eurocup, en los cuartos de final. Hay que recordar que no podía fichar por ningún equipo de Euroliga.

El jugador lituano aterrizó en Madrid en la temporada 2014-2015 procedente del Panathinaikos. Fue fundamental en la consecución de todos los títulos posibles en esa temporada mágica en la que se ganó Supercopa, Copa, Liga, Euroliga e Intercontinental (ésta al principio de 2015-2016). Un récord difícilmente igualable. Un jugador que en su selección goza de un mayor protagonismo fue capaz de reconducir su papel como jugador de equipo aportando experiencia, tiros importantes cuando era necesario, trabajo en la pintura y sobretodo profesionalidad. Nunca una mala cara ni un mal gesto por parte de un jugador muy querido por la afición. De hecho los Bersekers, le homenajearon después del partido disputado contra el Fenerbahce y el resto del equipo le dedicó una camiseta firmada por todos sus miembros junto con Florentino Pérez.

Su juego había sido condicionado por la participación de otros jugadores de la plantilla que habían reducido sus minutos como Rudy, Causeur, Carroll o en menor medida Yusta o Radoncic (éste último ha jugado mucho menos, todo hay que decirlo). Taylor probablemente era su mayor competencia dentro del cuadro madridista, al ser más del gusto de Laso por lo que aportaba en cancha. Una pena su marcha pero es cierto que la plantilla era extensa a pesar de un calendario tan exigente y era consciente de que con 33 años quería seguir jugando y no perder más tiempo. Se ha visto que a veces disputaba minutos y al siguiente partido entrando en la convocatoria no jugaba ni un minuto (no estando lesionado ni tocado) y empezaba a ser más habitual de lo que el lituano podía aguantar.

Incluso como él había declarado era un día duro para él, resaltando que el club había sido como una familia, dedicando elogios a todo el Madrid ya fueran directivos, entrenadores, jugadores, afición, prensa… Que consideraba Madrid como su casa. En definitiva .se va un caballero que nos ayudó a ser más grandes como club.

 

 

 

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Madridista desde pequeñito, solo podía ser seguidor del mejor equipo del mundo; bastantes desgracias tiene la vida como para llorar por el deporte y ser fan de un equipo perdedor. Como lo mío no era precisamente ganarme las habichuelas jugando al baloncesto, decidí que lo mejor era verlo desde el otro lado de la barrera, y qué mejor forma que narrar los éxitos del Real Madrid de baloncesto. Mis referentes ligados a este deporte, sin lugar a dudas, han sido la plata olímpica de los Ángeles 84, el colegio San Viator (de donde salieron gigantes como Juan Antonio Corbalán y Carlos Jiménez) y mis hermanos mayores. Después de varios trabajos y alguna estancia en Irlanda decidí sentar la cabeza y ahora presto el mejor servicio al ciudadano desde mi posición de funcionario de la Comunidad de Madrid. No cuajó la opción de ser coordinador de cheerleaders, pero os dejo una foto ellas para que veáis que al menos lo intenté...